Secciones
Servicios
Destacamos
La ciencia ficción llama la atención del espectador televisivo sin la necesidad de exprimir grandes presupuestos para enganchar a la audiencia. El estreno de 'The Ark' en el canal especializado Syfy así lo confirma. Su look está lejos de 'Otra vida', que alcanzó dos temporadas ... en Netflix con poca pegada, o 'Nightflyers', un fiasco a pesar de llevar el sello de George R. R. Martin, el creador de las novelas en las cuales se basa 'Juego de tronos'. Fenómenos como 'The Expanse', serie cancelada en sus día por Syfy pero renovada por Amazon Prime Video hasta bajar la persiana tras seis sesiones que dejaron a sus adeptos con ganas de más -siempre quedarán los libros de James S.A. Corey-, certifican que existe un obvio interés por las temáticas que tienen que ver con la exploración de los confines del espacio. Las propuestas que parecen aguantar más en la parrilla son las que no necesitan un gran gasto para llevarse a cabo, como el estreno que nos ocupa, cuya cabecera en los créditos e imágenes que implican mostrar la nave protagonista tiran para atrás. Los medios ajustados se notan, lo que no impide que la trama y los personajes enganchen. Drama e intriga se dan la mano en un aventura espacial, defendida por un reparto coral, que no duda en homenajear a grandes hitos del género.
'The Ark' comienza como muchas historias de ciencia ficción, confesando directamente su intención de apelar sin remilgo a las referencias fantásticas que sean necesarias para que avance la acción. La tripulación del Ark One despierta bruscamente en sus cápsulas de criogenización debido a un misterioso impacto en la nave que enciende las luces de alerta. En medio del caos, sobreviven a la catástrofe los que han podido interrumpir el sueño antes del trágico incidente que se lleva por delante a los altos mandos del vehículo espacial, cuya misión es encontrar un planeta donde poder asentarse. Cien años en el futuro, la Tierra está en las últimas, apenas le quedan unos años de vida -no nos aplicamos el cuento-, y la única vía de escape posible es encontrar otros mundos que acojan a la civilización terrestre en las mejores condiciones. Los instintos primarios no tardan en afloran en los seres humanos, dada la complicada situación de la embarcación, una peculiar Arca de Noé: los víveres se acaban y el racionamiento del agua saca de quicio a los más impacientes. Además, el control pasa a manos de una panda de militares menos cualificados que los mandamases que se han convertido en polvo cósmico tras el fallo del sistema, lo que da pie a malentendidos, confusión y engaños. Los movimientos maquiavélicos no tardan en irrumpir en escena, especialmente cuando entra en juego un elemento de alimenta la intriga: un asesinato a sangre fría. Todos son sospechosos. Nadie se libra de estar maquinando.
'The Ark', cuya estética ramplona no ofende demasiado, sabedora de sus limitaciones, conoce perfectamente los mecanismos del formato serializado, con sus trazas de culebrón y sucesión de enredos entre los roles principales. Es un producto televisivo de pura cepa, con la etiqueta de vieja escuela. Podemos aceptarla como una space opera de serie B y así hay que entenderla para disfrutarla, como el grueso del catálogo de Syfy. No son grandes producciones, con rostros conocidos, de lo contrario no se rodarían nunca. Quien compare su resultado estético con películas aplaudidas dentro del género, dotadas con grandes presupuestos, se ha apuntado a la fiesta equivocada. La verbena que acontece tiene lugar en un bar y no en un gran estadio, lo que no implica que se disfrute igual bailando. Detrás de este invento están Dean Devlin y Jonathan Glassner. El primero co-escribió 'Independance Day' junto a Roland Emmerich y ha dejado su impronta en 'Stargate' o 'The Librarians'. El segundo, por su parte, figura en 'Stargate SG-1' o 'The Oupost'.
'The Ark' es simple y directa. A veces pierde el tono, con fugaces instantes de comedia inoportuna, pero no oculta su condición de papilla de electrolitos donde se han pasado por la batidora mil y un clichés de la ciencia-ficción. Como en 'Alien', pero a pequeña escala, existen las desavenencias entre gremios y las luchas soterradas entre clases. La serie no quiere ser 'Star Trek', por supuesto, pero ahí están los arquetipos disponibles para su uso. No profundiza en los personajes y en determinados temas en beneficio de un ritmo funcional que se torna virtud enfrente de la pantalla. La segunda temporada ya tiene luz verde. Se recomienda su inclusión en la lista de «placeres culpables», aceptando que ningún gozo lo es. El casting hace honor al espíritu del festejo: Christie Burke ('Ascension'), Richard Fleeshman ('R.I.P.D. 2: Rise of the Damned'), Reece Ritchie ('The Haunted Hotel'), Christina Wolfe ('Batwoman'), Tiana Upcheva ('The Outpost)...
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.