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VICKY USLÉ ARTISTA / «Quien se dedica al arte es porque no sabe explicar de otro modo las cosas»
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VICKY USLÉ ARTISTA / «Quien se dedica al arte es porque no sabe explicar de otro modo las cosas»

La joven pintora cántabra valora de forma positiva su primera participación en ARCO, «aunque no pude ocultar sentirme como una lata de tomate en un supermercado»

JOSÉ MARÍA GUTIÉRREZ

Sábado, 18 de febrero 2006, 01:00

A Vicky Uslé Civera la delatan sus apellidos, pero su creatividad camina independiente por la senda de la pintura, faceta de la que ha vivido rodeada desde que nació y a la que se dedica porque es su mejor forma de comunicar lo que la preocupa y lo que la rodea y porque no sabe explicar de otro modo de las cosas. La joven artista cántabra ha formado parte de la nómina que ha presentado la galería Siboney en la reciente edición de ARCO, donde mostró una serie de técnicas mixtas sobre cartulina en lo que ha sido su primera gran presencia en una feria internacional.

-¿Cómo valoras tu primera participación en ARCO?

-Había estado varias veces en la feria, pero como espectadora o ayudando a montar a otros artistas, es decir, situada con una cierta distancia. Ahora, exponiendo mi obra, la experiencia se convierte en algo mas complejo, por un lado surreal, pero a la vez cómica, porque sigues estando en una feria, y en una feria los productos están a la venta, y no puedo ocultar sentirme como una lata de tomate en la estantería de un supermercado. Y ahí empieza la contradicción: te alegra, por un lado, verte expuesta porque es necesario que a una, que está empezando, se la vea en la estantería; y por otro, te sientes lata. Pero en definitiva lo valoro como positivo, porque mucha gente puede ver tu obra: artistas, críticos y galeristas, que van de un lado a otro e intercambian ideas. De modo que si tienes suerte, te ven.

-¿Cambian las sensaciones al pasar a ser protagonista directa de la feria?

-¿Protagonista? Creo que los protagonistas son todos los que hacen que la feria siga adelante, o dicho de otro modo, que se sostenga. Desde los que la planifican a los carpinteros que configuran la estructura material de las paredes, pasando por los propios artistas que cuelgan su obra, para ser vista. Sin olvidar, claro está, a los galeristas que dan nombre al espacio donde expones: en una feria, ellos son los verdaderos protagonistas, quizás aún mas que los propios artistas. También están, sin duda (risas) esos deliciosos modelitos que visten como reclamo de sus stands. Ellos sí que son los protagonistas. Si no fuera por ellos, ¿cómo comeríamos nosotros y sus familias? Es alucinante ver como se mueven entre las obras tratando de enganchar con la gente, tratando de familiarizarles con tu obra.

-Aunque las ventas no 'suelen' ser el principal objetivo de los artistas, está claro que supone un reconocimiento del trabajo. ¿Qué se siente al ver 'puntos rojos' al lado de algunas de tus obras?

-¿Esos puntitos que ponen al lado de las obras y que muchas veces fastidian el montaje? Supongo que sonríes. Cuando entré al stand de Siboney al día siguiente de montar y vi los puntos de los que hablas, de refilón, no pude parar delante de mi obra. Me fuí al otro lado del stand. Pensé que eso no podía pasar así, tan rápidamente. No lo esperaba, de verdad. Tragué saliva y me entró una especie de leve pánico, como de pena: ¿Ya no me les podía llevar a casa! Evité estar delante de esos puntitos. No sé porque me sentía incómoda en ese momento, quizás porque los puntos señalan, obviamente, y el rojo siempre alerta un poco, digamos que intimida. Sólo después, mientras me paseaba por otros stands, me dí cuenta de que ya podría comprarme una bicicleta con mi propio dinero, ya que no tengo el carnet de conducir, y sonreí.

De todas maneras, nunca pienso cuando trabajo que mis obras se vayan a vender. Me resbala y sobrepasa ese pensamiento. Quizás sino fuera así no necesitaría ponerme a trabajar ensimismada, no me enrollaría a dibujar o manchar telas. Cuando te metes, es porque necesitas hacerlo, desde dentro, sin pensar para nada en que lo que salga va a ser expuesto o, menos aún, vendido. Pero la realidad de una feria es otra cosa, y el día a día te hace reconocer, que sin algún 'punto rojo', no podría pagarme el estudio en Nueva York, ni comprar materiales para trabajar. Un artista debe de sentirse siempre libre de toda dependencia comercial a la hora de entrar al estudio. Y si es necesario, recurrir a buscarse un trabajillo paralelo que le permita mantener esa independencia artística y sobrevivir. Un artista debe de sentirse libre en su expresión, no coaccionado, tanto mental como físicamente, y de ningún modo comprometer su cerebro en una carrera estúpida detrás de los 'puntitos rojos'.

-¿El mercado llega a ahogar al artista en un foro tan grande como ARCO?

-Lo que ahoga de verdad en ARCO es la masificación. Lo han convertido en un fenómeno tan social, que las masas de gente agobian verdaderamente si lo que quieres es pasear y disfrutar de las cosas que hay.

Hoy somos más consumistas que nunca. Existe un poder adquisitivo mucho mayor que hace 20 o 30 años, y los jóvenes crecemos consumiendo. En eso nuestra cultura se parece poco a la de nuestros padres, porque hoy en el mundo es habitual mezclar en una coctelera cultural arte y moda, coches y cremas con filosofía, respiramos y hablamos comprando. Existe una delicada línea, casi invisible, entre el mercado cultural y el mercado de los productos, aunque espero que esto no haga que los jóvenes de hoy seamos mas imbéciles que antes. Reconocer el valor de las cosas es cuestión de sensibilidad y de criterio, y en parte es responsabilidad también del arte contribuir a su formación, a enriquecer nuestro experimentar el día a día. La verdad es que nos venden muy bien la moto. Y yo quiero seguir pensando que nosotros los jóvenes podemos esquivar de una manera u otra esta borrachera mental, y encarar y tomar nuestras propias decisiones para el futuro.

-Entonces, ¿introducirías cambios en el desarrollo de ARCO?

-Creo que ARCO es importante y le viene muy bien al país. Por lo que aporta a su mercado cultural, porque la gente joven sale y va a ver arte, se enriquece, viendo lo que pasa más allá de lo que nos ofrecen los centros y museos especializados, que, por otro lado, parecen haberse decidido por regresar al pasado. Por lo menos las secciones 'Project Rooms' y '16 Projectos' miraban al futuro. Pero no obstante, la gran asignatura pendiente de la feria sigue siendo su escaso carácter internacional, su poca repercusión más allá de nuestras fronteras.

-Pero si había 89 galerías españolas y 191 extranjeras...

-ARCO supuso desde sus comienzos una apertura al exterior, sobre todo porque permitió ver aquí lo que se hacía fuera. Pero a ese momento de optimismo inicial, siguió una fase de normalización, de estancamiento, a pesar de los esfuerzos e intentos por invitar a galerías extranjeras. Y la feria, con el tiempo, se convirtió definitivamente en un evento de índole nacional, hasta el punto de que, si debemos ser sinceros, no podemos esconder la escasa presencia de galerías internacionales de primer nivel en las últimas ediciones. Han pasado 25 años y seguimos aspirando a conseguir esa feria de primer orden internacional. Pero la realidad de lo que se muestra, quién lo muestra y a quién va dirigido, incluso quién compra, es mucho más local de lo que se pretende.

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