El vial recuerda la figura de Antonio López, marqués de Comillas

La calle Antonio López tiene su comienzo en la confluencia con Calderón de la Barca y se extiende hasta las proximidades del Puerto Pesquero, en su intersección con las calles Marqués de la Ensenada y Ruiz Zorrilla, con un recorrido totalmente llano y paralelo al muelle de Maliaño.

Recuerda la memoria de Antonio López y López, Marqués de Comillas, nacido el 13 de abril de 1817 en Comillas. Huérfano de padre a los dos años y sin haber cumplido todavía los diez, abandonó su hogar para trabajar con unos familiares en Andalucía. Vuelto a Comillas, en cuanto cumplió los catorce años ya podía intentar la aventura americana.

En muchos aspectos Antonio López y López, fue un indiano tipo. En 1853 vuelve a España con tan sólo treinta y seis años y una notable fortuna.

Instala entonces la sede de sus negocios en Barcelona, aunque sus inversiones se extienden desde Cuba a Filipinas. Su ascenso económico y social es imparable, colaborando activamente en la restauración monárquica de 1875. Poco después Alfonso XII premiará con la concesión del título de marqués el apoyo de los barcos de la Compañía A. López (futura Compañía Trasatlántica de Navegación) en la represión de la insurrección cubana.

De regreso a Comillas, hace construir el Palacio de Sobrellano, inaugurado en 1888, aunque nunca fue ocupado por él, siendo terminado para el segundo marqués, C. López Bru.

El majestuoso edificio es un espacio concebido para mayor gloria del marqués y su personalidad histórica, y un puente entre la vida pública y privada de la familia.

Al darle su nombre a esta calle, se trató de reconocer la importancia histórica y comercial que tuvo D. Antonio López y López para el desarrollo de las compañías de navegación. Así mismo el pleno del Ayuntamiento Santanderino acordó construir un monumento al marqués, pero las discrepancias políticas del momento impidieron que la idea se llevase a la práctica.

Antonio López y López murió el 16 de enero de 1883 en Barcelona y su fallecimiento fue un suceso en los medios económicos y bursátiles de toda España.

Asistieron a su entierro cincuenta mil personas y se levantaron monumentos a su memoria en Barcelona, Cádiz y Comillas. Sus restos fueron trasladados a la capilla panteón de Comillas en 1884.