Recorrer la senda fluvial del Nansa, una aventura

Hace tiempo que quería pasear por estos paisajes donde el río Nansa es el protagonista. Una senda fluvial hecha por pescadores de trucha y salmón que ha sido acondicionada para un turismo familiar responsable con el medio ambiente.

Este tramo del curso bajo conserva un bosque de ribera en perfecto estado donde abundan los alisos, avellanos o fresnos y donde las encinas se atreven a acercarse al río en las zonas donde el sol incide con más fuerza.

La senda atraviesa bosquetes de ribera llanos pero también zonas rocosas donde las pasarelas de madera y las cuerdas fijadas a la roca son indispensables para una caminata segura y fácil con un toque de aventura.

Al final del trayecto que hemos elegido, junto a la presa hidroeléctrica de Trascudia, encontramos un paisaje bucólico con bellas cascadas rodeadas de acantilados y bosquetes. El tiempo se ha parado y la paz se respira entre trinos de pajarillos y el arrullo del agua al discurrir. Y seguimos porque la vida es un viaje...

Cómo llegar

Hemos cogido la autovía del Cantábrico dirección Oviedo hasta casi el límite con Asturias. Nos hemos salido por Los Tanagos para seguir por la nacional 634 dirección Unquera. Justo cuando llegamos al puente de la autovía que cruza el río Nansa cogemos la comarcal 181 y nos adentramos en el valle del Nansa. Antes de llegar a la población más importante del valle, Puente Nansa, paramos en Camijanes. Desde aquí empezamos nuestra ruta por el río, está bien señalizada.