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Víctor Rodríguez Parapente
Víctor Rodríguez cumplió su sueño de cuando era un niño: tocar el cielo. Lleva más de la mitad de su vida haciendo parapente, 18 años de experiencia que compatibiliza con su trabajo como bombero. «Es la manera más libre y pura de volar», señala este leonés de 35 años. La formación es imprescindible para aprender lo básico: «Levantar el parapente, manejarlo, correr con él, planear, pero no volar», dice Rodríguez, y añade que la experiencia te la da la suma de días y años, en la que «la principal sensación es la libertad».
Otra emoción que remarca es el miedo. A pesar de que la práctica te dota de control, el bombero ha presenciado situaciones graves y perdido amigos: «Yo cruzo los dedos para no tener ningún accidente». Aún teniendo en cuenta el riesgo, «es un deporte que merece la pena», declara.
Víctor Rodríguez ha recorrido casi toda la costa de Cantabria, pasando por Liencres o la competición 'Los 10.000 del Soplao', que se ha convertido en uno de sus lugares favoritos para practicar parapente. «Tiene un paisaje verde lleno de montañas y playa. Estoy pensando en vivir allí una temporada», confiesa.
Alejandro Quintana 'Wing foil'
La idea deir volando por encima del agua impulsó a Alejandro Quintana a probar este nuevo deporte, el 'wing foil'. Este santanderino, de 51 años, lleva practicándolo desde hace más de dos años y medio y asegura que hacerlo le permite explorar sensaciones que con otras modalidades deportivas no han logrado. «La principal diferencia es la sensación de ingravidez y que no existe ningún ruido al desplazarse por encima del mar», explica resaltando que es una actividad «muy placentera».
Lo último en actividades náuticas consiste en una tabla conectada a un 'foil', es decir, «un avioncito que consigue hacerte volar empujado por una vela manual», explica. Lo descubrió aconsejado por su monitor, Héctor Pérez. «La formación es esencial, así como saber nadar, sentirse cómodo y calibrar la seguridad».
A pesar de dedicarse a la consultoría de empresas sostenibles, Alejandro resalta que guarda una gran relación con su profesión, ya que «este ejercicio es muy saludable con el medio ambiente». Sin miedo, pero con respeto al mar, el consultor recuerda con cariño el día que navegó al lado de delfines en Santander.
Olatz Garai Puenting
«Antes de morir quiero hacer puenting». Ese es el deseo que Olatz Garai se repetía antes de empezar esta aventura. Ya es la cuarta vez que esta vizcaína de 40 años se tira por un puente. Tres de ellas han sido en Cantabria, una de sus localizaciones favoritas para practicar este deporte. «Lo bueno de esta región es que estás rodeado por un entorno de naturaleza, aún virgen y lleno de agua», comenta.
La adrenalina es la principal sensación que se vive en el salto al vacío. El nerviosismo siempre está presente al poner en juego la vida. Esto lo reconoce Garai, quien sostiene que «el pánico no se quita ni la segunda, ni la tercera vez que te tiras», aún así, aseguro, es una experiencia «muy gratificante», añade.
Entre todas las actividades de riesgo, la deportista se decanta por el puenting ya que es la que le parece «más impresionante». Pero el amor por este deporte no fue inmediato. «La primera vez que lo hice no me gustó, me resultó muy seca la caída. Sin embargo decidí darle una segunda oportunidad», señala recordando que ella al principio decía «no puedo», pero se demostró que pudo afrontar el miedo.
Julio Serrano 'Kitesurf'
Para «disfrutar» comienza Julio Serrano su aventura con el 'kitesurf'. «No soy un gran profesional todavía pero te puedo garantizar que me divierte mucho», comenta este amante de los deportes. «Hemos hecho buceo, esquí, rápel, escalada...» pero sobre todo destaca su predilección por los acuáticos.
Tarifa es el lugar donde comenzó a dar sus primeros pasos en esta actividad, pero el norte le ha cautivado, sobre todo Cantabria, «por el verde, la naturaleza y la gastronomía». Por ello, puede «garantizar» que volverá más veces a surfear estas aguas y «descubrir más la región».
El plan perfecto para la temporada de primavera-verano es sencillo para este salmantino: «Pasar tiempo en la playa con amigos, lanzarte al mar con la tabla, dejarte llevar por la cometa, y reírte tanto del otro como de ti mismo».
A pesar de que el 'kitesurf' se practica de manera individual, es «maravilloso» poder compartirlo con otros, y así lo reconoce Serrano. «No somos tan buenos como para ir solos, nos hemos caído varias veces, pero eso es lo divertido».
Txema Berzosa Espeleología
Existen tres tipos de espeleólogos: exploradores, deportistas y los que van a disfrutar. Txema Berzosa se define como una combinación de los dos últimos. «La espeleología es una ciencia y a la vez un deporte», asegura el experto con más de 27 años de experiencia en esta materia.
La claustrofobia es el mayor miedo que debió superar el vizcaíno para conseguir sentir el silencio y la oscuridad de las cuevas. «Si eres capaz de relajarte, en las cavidades se perciben muchas sensaciones», confiesa.
Esta actividad conlleva una serie de riesgos por lo que se deben respetar unas normas generales: «Nunca se puede ir solo debido a que no hay cobertura y el rescate es muy complicado, hay que dar aviso antes de entrar, etc.». Además, resalta como esencial que alguien sea conocedor de tu ubicación.
Las cuevas de Cantabria presentan las «características perfectas y adecuadas» para practicar espeleología. «La caliza y movimiento de agua interno hacen que haya muchas salas dignas de ver» por estos lugares tan «especiales». Berzosa convirtió su pasión en su trabajo.
Darío Pascual Rafting
Darío Pascual conoció Santander por amor y fue aquí donde descubrió su pasión por el rafting. «Siempre nos habían hablado muy bien de esta actividad y hace cuatro veranos la probamos por primera vez», dice este joven de 21 años. Desde entonces, él y su pareja vuelven siempre en verano a Cantabria y repiten descendiendo por los ríos.
«Es un deporte entretenido para hacer con amigos e ir hablando a la vez» asegura, destacando que lo mejor de la experiencia es disfrutarla acompañado. La mezcla de momentos de adrenalina, bajando por las cascadas, y de pausa para poder contemplar el paisaje, «hacen de esta actividad una experiencia emocional muy completa».
Cada vez que Pascual se aventura en uno de los recorridos, no puede evitar «sentir respeto». Sin embargo, al llegar a la meta la «sensación de energía opaca las demás». El río Asón en Ramales de la Victoria es el elegido por este madrileño para disfrutar en sus vacaciones y sortear sus rocas: «Es una actividad muy apetecible puesto que te da el sol y el calor mientras a la vez estás en el agua y te refrescas».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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