Recorrido guiado por la desembocadura del río Miera

Una ruta guiada a pie promueve la observación en el estuario del río Miera, en Cantabria. Añade a la excursión la visita a los páramos en la Barquería, dentro de la bahía de Santander. «Además de esta observación de aves acuáticas, su identificación y biología, descubriremos moluscos y crustáceos del intermareal, algunos con interés comercial como la almeja fina», aclara el cicerone, Carlos Sainz. Él comentará también las artes de pesca empleadas para la captura de esos preciados moluscos, su proceso de depuración, labor de comercialización y venta.

La cosa no queda ahí. El paseo por la naturaleza incluye comprobar el valor de las hierbas marinas que tapizan los páramos, oxigenan el agua, retienen el sedimento aportado por el río y forman bosques submarinos que funcionan como guarderías para los alevines de muchos peces como jargos y doradas. «Experimentaremos la labor de los mariscadores buscando la 'llave', ese orificio dejado por los moluscos en el páramo que indica que bajo ellos se esconden tesoros suculentos como morgueras y almejas», agrega.

Conoces los nombres vernáculos con los que las gentes de mar diferencian las distintas especies? ¿Cómo llaman a determinadas zonas de extracción? ¿Sabes de qué te hablan esos pescadores y marineros si mencionan los altos, los cabezos, los regatos, los pozos? Tras la cita lo tendrás claro, comprenderás mejor ese lenguaje casi secreto.

Como no todo va a ser cultura y aprendizaje, los organizadores han reservado un espacio al ocio culinario. En el restaurante El Rincón de Zeto (Somo), los asistentes degustarán la receta tradicional de la almeja fina, acompañada con vino de la tierra. «Además, seremos obsequiados con la tapa del día y quesada casera», asegura Sainz. A nadie le amarga un dulce, ni un buen caldo o un aperitivo, sobre todo después de una caminata, sencilla pero caminata al fin y al cabo, que sirve para abrir el apetito a estómago y cerebro.

Con paciencia serás capaz de revisar el paso por los cielos y las costumbres terrestres de aves de interés como el águila pescadora, el ostrero, el zarapito, la espátula, el gavión, la aguja, el cormorán y la garza, entre otras. Y la estancia bajo el agua de habitantes de los páramos, alojados en el intermareal, como la almeja fina, las navajas, las gusanas, las quisquillas o los caballitos de mar, tan monos ellos que nos retrotraen a la infancia.