Los coleccionistas de calendarios de bolsillo se dan cita en Santander

«Van a venir con maletas y maletas», cuenta uno de los organizadores. Se 'pegarán', por ejemplo, por los que editaba Heraclio Fournier en los cincuenta o los sesenta. Esos son los tesoros, por los que uno puede pagar «más de cien euros». Como el de Coca Cola del año 1959. Una joya. Aunque lo más habitual en el Encuentro de Coleccionistas de Calendarios de Bolsillo y Varios es intercambiar. Como los domingos con los cromos en la Plaza de Pombo. «Este por este». La cita, que alcanza su novena edición, se celebrará este sábado en la bolera Mateo Grijuela (en su restaurante). Se espera la presencia de unos ochenta coleccionistas de todo el país.

De Palencia, Valladolid, Bilbao, Pamplona, Zaragoza... Llegan, sacan su material e intercambian. De diez de la mañana a siete de la tarde y con la idea de compartir comida. También hay ventas, pero la clave es esa posibilidad de reunirse y alcanzar un trato.

La organización edita, además, una tanda de calendarios dedicada a un tema relacionado con la región. Hubo de puentes, de monumentos, de mercadillos... Este año, el asunto elegido para los calendarios son las hadas de Cantabria. Mitología. Se venden para colaborar con los gastos y como recuerdo de la estancia en el encuentro. Una edición especial. Se trata de hacer algo parecido a lo que en su día editaba Caja Cantabria. Una colección, por cierto, cotizada. «Hace poco he comprado dos que me faltaban de los años 1957 y 1958 por 105 euros, para que te puedas hacer una idea», relata José Antonio Gutiérrez.

Él es el que cuenta el valor que tienen los calendarios de bolsillo que hace Heraclio Fournier (el de la baraja), «que, además, no se pueden falsificar». Antes eran muchos. En la actualidad se editan únicamente tres cada año: uno con el As de oros y otros dedicados a Asturias y a Galicia.