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Rodolfo Montero disfruta del Ebro a su paso por San Martín de Elines. E. Sardina
Un inmenso plató de cine

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Valderredible: Naturaleza, patrimonio y encanto rural a ambas orillas del río Ebro

Ernesto Sardina

Santander

Miércoles, 15 de julio 2020, 15:23

El verano ya se ha instalado en las tierras más meridionales de Cantabria, en el inmenso municipio de Valderredible. Allí, a los pies de la comarca campurriana se encuentra un valle de más de 303 kilómetros cuadrados en el que actualmente conviven menos de 1.000 habitantes, todos ellos diseminados por los más de 50 pueblos que conforman este singular territorio rural articulado por el río Ebro, cauce que no solo da nombre al municipio, sino que es indisociable respecto a la morfología, la organización, la historia y el desarrollo económico y social.

Este es el entorno del que presume el director y productor Rodolfo Montero, un valluco de cuna que ama su tierra, el mundo rural al que ha ayudado a hacer más visible y que ve en Valderredible un «inmenso plató de cine».

«En este territorio tienes de todo, desde los páramos de La Lora que se asemejan al Atlas norteafricano y, a solo veinte minutos, el Monte Hijedo, que bien podría simular la Selva Negra alemana. Y luego tenemos el patrimonio, tanto las joyas románicas como las rupestres. También te puedes encontrar con las vegas que forma el Ebro y un cielo realmente excepcional, pues las precipitaciones son menores que en la costa. Además existe una gran variedad pueblos: los de ribera, los de montaña, los de Valdelomar enfocados en la Meseta y los más próximos a las tierras burgalesas», reconoce el ganador de dos premios Goya, como director y productor.

Joyas rupestres y románicas, en el patrimonio valluco. E. Sardina

«Nosotros, mi hermano (Nano Montero) y yo, siempre hemos intentado, desde nuestro pequeño mundo de productores y realizadores, poner a Valderredible en el mapa. Así hemos rodado en el valle varias producciones audiovisuales, resultando un hito que a Mario Camus, maestro, mentor y uno de los grandes del cine español, le gustase nuestro proyecto y que se rodase el 'Prado de las estrellas'». Del mismo modo cabe destacar 'Las tierras altas', de Carolina del Prado y 'Tudancos', ya con los hermanos Montero como directores y productores.

«Valderredible es para mí un espacio de libertad, mi lugar de vacaciones por excelencia, pero también mi refugio de la infancia. Aquí mi hermano y yo, internados durante todo el año, pasábamos el verano. También nos tocaba trabajar, pero lo hacíamos con gusto porque formaba parte de ese espíritu familiar donde todos teníamos que aportar. Eso no estaba reñido con las fiestas de los pueblos, con la alegría de los niños que venían de otras latitudes y sobre todo con el disfrute de la naturaleza, del río».

Para Montero, si esta pandemia ha traído algo positivo es el «afán por recuperar los valores y virtudes de los espacios abiertos del mundo rural y de la grandeza que tiene estar codo a codo con la naturaleza». «Este año se echa en falta la cercanía social, que sin querer se intenta recuperar, aunque existe un distanciamiento físico obvio que también acaba siendo psicológico».

«Yo de Valderredible atesoro dos imágenes, una es el río y la otra el invierno añorado de aquellos tiempos, el de la boca del lobo que te hacía estar muy cerca de la familia y el calor porque no había más opciones. El Ebro, en cambio, era el protagonista del verano, junto a los cultivos que diferencian esta tierra y las fiestas».

La agricultura está muy presente en Valderredible. E. Sardina

El mundo rural, Valderredible en particular, es uno de los principales focos sobre los que trabajan los hermanos Montero. «Con pueblos hay futuro y sin pueblos no hay futuro», recalca Rodolfo. Así, desde la Fundación Agro&Cultura, promueven actividades como la Semana Cine y Zona de Valderredible, que se volverá a celebrar en agosto, y la microserie 'Pueblo y poema'.

Son muchos los proyectos en los que se encuentran inmersos los hermanos vallucos, algunos pendientes de estreno como 'Lope Enamorado', y todo apunta a un verano prolífico en este aspecto. Un tiempo en el que el valle, aún limitado por la pandemia del coronavirus, recupera actividad y vida en sus núcleos. Ya llegan los veraneantes y con ellos el disfrute de la naturaleza y los baños en el Ebro. Tampoco faltarán las labores agrícolas y las posteriores cosechas, con predilección por la patata, esa que tiene sello de calidad. Y es que mires donde mires, en Valderredible siempre hay planos dignos del cine.

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