Noche bajo las perseidas

A pesar de que suele ser una de las lluvias de estrellas más fáciles de apreciar por su intensidad, este año la luna llena dificultará su visión. Por eso, Beatriz Varona, una de las astrónomas que trabaja para el Observatorio, recomienda «mirar siempre hacia zonas del cielo que se encuentren alejadas de la luna». «Sea la hora que sea –añade la experta–, en el momento en el que se encuentre observando el cielo, lo importante es que dirija la mirada a la parte más oscura».

Las perseidas parecen proceder de la constelación de Perseo. Su origen real es la estela de polvo que deja el cometa 109P/Swift-Tuttle al acercarse al Sol, algo que ocurre cada 133 años. Los cometas están formados por rocas y hielo. Y, cuando se aproximan a una estrella, parte del hielo se derrite, dejando tras de sí partículas de polvo que quedan flotando en el espacio.

Varona explica que durante la noche de mayor esplendor, «se podrán apreciar entre 60 y 80 meteoros cada hora». La luna restará visibilidad a las Lágrimas de San Lorenzo e impedirá ver los meteoros más tenues, que son la mayoría, y solo permitirá observar los más brillantes.

Pero cuidado. Para poder observar el máximo número de perseidas deberá guardar el móvil. En vez de inmortalizar el momento para los seguidores de las redes sociales, lo podrá inmortalizar en su retina. Y es que Varona recomienda no mirar la pantalla de los teléfonos. «Para que la vista se acostumbre a la oscuridad del cielo», apunta. O sea, que si mira el móvil verá poca cosa.

Amalia Corral, directora del Observatorio, añade que la principal recomendación respecto a la ubicación para la gran noche «es buscar el lugar más oscuro posible, alejado de núcleos urbanos y de las luces artificiales, aunque –insiste– al haber luna llena no va a ser posible del todo». Lo idóneo es ir a un sitio con altura, y, desde allí, observar el firmamento, donde los árboles o los edificios no sean un obstáculo.

La de las perseidas es una de las lluvias de estrellas más populares al coincidir con el verano del hemisferio norte. Pero hay otras muchas durante el año. En enero, por ejemplo, pueden verse las cuadrántidas, que se atribuyen al asteroide 2003 EH1; en abril, las líridas, hijas del cometa Thatcher; y en diciembre, las gemínidas, generadas por el asteroide (3200) Faetón, entre otras.