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Ana del Castillo
Santander
Lunes, 29 de julio 2019, 07:26
1
Al lado del aeropuerto, está la piscina natural de Punta Parayas, donde los ojos no pican si buceas. No hay cloro. Es mar salada. Eso sí, para acceder al agua mucho mejor con escarpines porque las escaleras de acceso resbalan. De ahí la bandera roja que el servicio de socorrismo instala cuando la marea está baja. Ubicación: Punta Parayas.
2
Lejos del bullicio de la ciudad y del ruido de los coches, hay un lugar tranquilo, rodeado de verde. Un paraje natural que se convierte en la alternativa ideal a la playa: el parque de la Viesca. Allí pueden darse un baño en el río Besaya. Un gesto que practican habitualmente los vecinos de Torrelavega y alrededores. Ubicación: Barrio Covadonga.
3
Los días de mucho calor, en las horas centrales, cuando más aprieta el sol, los vecinos de Potes se lanzan al río Deva, justo debajo de la Torre del Infantado. Dos metros más atrás, hacia los arcos, las frías aguas del Quiviesa y el Deva se juntan y forman una profunda poza: «Hay un chico que se baña ahí todos los días del año», cuentan los vecinos. Ubicación: Potes
4
En el Deva, justo debajo del puente del Balneario de la Hermida, hay una poza termal natural delimitada con piedras para evitar que se mezclen con el agua fría. Allí hay gente durante todo el año, también en invierno. Ubicación: carretera La Hermida a Potes.
5
Al agua no se accede arrastrando los pies por la arena o echando una carrera para ver quién llega antes. En el puente de Orzales solo hay que juntar los brazos en forma de flecha, bajar la cabeza y tirarse al agua. Es de sobra conocido en Campoo de Yuso, y en toda Cantabria, que un chapuzón en el pantano del Ebro le deja a uno como nuevo. Ubicación: Embalse del Ebro.
6
El Parque de Ucieda, en Ruente, es el lugar perfecto para practicar lo que se conoce en Japón como 'Shinrin-yoku' o 'Baño de bosque', que no es otra cosa que sumergirse en el agua y recorrer de manera relajada un ecosistema forestal. Ubicación: Ruente.
7
A 20 kilómetros de Santander se encuentran los manantiales de la Fuente del Francés, en Villaverde de Pontones. Dicen que en esa zona el agua del río Aguanaz es «curativa» y que fue descubierto por un religioso galo que escapaba de su país tras la Revolución francesa. Sea como fuere, es uno de los lugares a los que acuden los cántabros a darse un chapuzón en verano, ya sea para refrescarse o para sanar las heridas. Ubicación: Villaverde de Pontones.
8
El muelle de Don Luis se llena en agosto de deportistas y espectadores que disfrutan de la prueba 'Salto al agua', pero el resto del tiempo esa rampa se convierte en 'juguete' de bañistas. Ubicación: Paseo Ocharan Mazas, Castro Urdiales.
9
«Fantastico lugar para la práctica del windsurf, kitesurf». Así anuncian las página nacionales de este deporte el embalse del Ebro en Corconte. Y no les falta razón: sopla el viento 'térmico', no hay grandes olas y la zona para practicar es muy extensa. Claro, también hay bañistas. Ubicación: Campoo-Los Valles.
10
El Camarao, en Villapresente, es uno de esos sitios que hacen que el bañista sienta un poco de lástima de los que se hacinan en las playas de El Sardinero. Allí el agua del río Saja, en su discurrir horizontal, cae fresca sobre los hombros. Los vecinos de la zona la llaman la 'Playa Internacional del Camarao'. Ubicación: Reocín.
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