![El valle de los tesoros](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201708/26/media/cortadas/senderismo-kqr-U40643514090jTB-624x385@Diario%20Montanes.jpg)
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p. a. marín estrada
Domingo, 27 de agosto 2017, 08:24
Con sus 153 km de extensión, el río Nalón es el más largo de Asturias. En sus aguas lleva aún la memoria viva de la industria del carbón que articuló la economía regional durante dos siglos. Un recorrido por las carreteras secundarias de ... su cuenca alta, desde Langreo al Puerto de Tarna, en Caso, nos invita a seguir las huellas de esa historia en un rico patrimonio industrial y a disfrutar, al final del camino, del otro gran tesoro patrimonial del valle: su naturaleza desbordante.
El kilómetro 0 de nuestra ruta comienza a los pies de la torre de refrigeración de la antigua fábrica de la Duro, en La Felguera. Aquí está hoy la sede del Museo de la Siderurgia (MUSI) y hasta el derribo de sus instalaciones en 1986 las chimeneas de la fábrica arañaron el cielo de la vega. No eran las únicas torres capaces de tocar las nubes –frecuentemente bajas– de la cuenca: de Laviana a Carbayín (lo dice una tonada) los castilletes de las minas enlazaban cielo y tierra para adentrarse en sus entrañas. Y como los viejos robles siguen en pie por cada rincón del valle, tan orgullosos de servir de testimonio material al visitante curioso actual como lo estaban de extraer toneladas de carbón para toda España. En el otro museo importante de la Mancomunidad del Nalón, el Museo de la Minería (MUMI) de El Entrego, se cuenta esta otra parte de la historia y quien quiera vivir la experiencia de descender a una explotación real guiado por antiguos mineros puede hacerlo en el Pozu Sotón o en el Ecomuseo del Pozu Samuño. Merece la pena.
El llamado Corredor del Nalón (AS-117) asciende, siguiendo el curso del río, hasta el límite con la provincia de León. Un viajero sin prisa y con interés por impregnarse del carácter de la cuenca minera haría bien en seguir el trazado de la antigua carretera general que unía los pueblos que ahora forman una sola ciudad lineal administrada por varios municipios (concejos). Sería una buena manera de apreciar en la cercanía el singular contraste entre el paisaje de la arqueología industrial y un entorno natural en el que predominan los bosques autóctonos y las praderas, las cumbres de caliza y los cursos de agua en todas sus variedades: fuente, cascada, regato, río o laguna.
Qué visitar: Museo de la Minería: El Entrego (985663133).
Museo de la Industria:La Felguera (985678477).
Museo de la Madera y la Apicultura: Caso (630706761).
Qué hacer: Descenso a la mina de Pozu Sotón. San Martín del Rey Aurelio (630119642).
Parque de Redes: la mayor reserva natural del valle. Caso, Sobrescobio (985608022).
Dónde comer: L’Albancia, La Ortigosa. Cabrito a la estaca (985601917).
La Conda, El Entrego. Cocina local (985660671).La Cueva Devoyu, Caso. Parrilla argentina (985608156).
El Parque de Redes, con una extensión de 37.803 hectáreas repartidas entre los concejos de Sobrescobio y Caso, ofrece la visión y el disfrute de esa naturaleza desbordante sin el contraste con la zona industrializada del Nalón. Hayas, castaños, abedules o robles constituyen su masa forestal y en otoño es posible escuchar la berrea de los venados, que comparten territorio con especies como el rebeco, el tejón, la nutria o el urogallo cantábrico. Dentro de la reserva se pueden recorrer diversas rutas senderistas: la más atractiva y frecuentada, la del Río Alba, con sus innumerables remolinos y cascadas; la más sugestiva y sólo para buenos andarines, la de Los Arrudos para asomarse al Llagu Ubales y ver el rostro del agua.
Diseminadas por los montes o encajadas en los mil y un valles pequeños en los que se bifurca la orografía naloniana, aldeas y caserías siguen marcando el lugar del origen para los miles de vecinos de los núcleos urbanos del valle. En su zona alta se encuentran interesantes conjuntos de valor etnográfico, con las características viviendas de corredor con ‘tenaes’ (heniles) adosadas a ellas y hórreos de robustos ‘pegoyos’ (pilares) de madera.
Una prueba de la fidelidad a los orígenes de la gente de la cuenca está en su gastronomía de sabores fuertes, abundante en carnes (la especialidad es el cabritu), cocidos de berzas o nabos con productos del cerdo o el plato propio de El Entrego, que un humorista de por aquí llamaría ‘vegetariano’: ‘cebolles rellenes de carne o bonito’. Para bajar las calorías, un paseo por cualquiera de los infinitos caminos que recorren el valle y sus montes puede ser muy recomendable: busquen ese rincón que les espera y vale la pena descubrir. Por ejemplo, alcanzar el último tramo de nuestra carretera en el puerto de Tarna (1.492 m.) y luego refrescarse en la fuente La Nalona, beber de sus aguas, que –como las de todas las fuentes asturianas– son sagradas.
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