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eva garcía
Jueves, 5 de agosto 2021, 07:02
«Llámame Jose. O Vaquero, que es mi apellido. No es ningún mote, es que en mi colegio había muchos Joses». El humorista José Juan Vaquero, o J.J. Vaquero, actuará el próximo 5 de julio en el Magdalena Deluxe. Será el primero de los ... tres humoristas que formarán parte del festival si, como él dice, la lluvia lo permite.
- ¿Cómo está, donde le encontramos actualmente?
- Pues haciendo bolos como si no hubiera un mañana porque no sabemos qué pasará cuando se acabe el aire libre. Yo en verano es cuando solía descansar, ahora es al revés, cuantas más actuaciones al aire libre mejor, porque es más seguro.
- No tiene teléfono móvil. ¿Por qué es esto?
- Pues así es. Mi mujer es la que más lo sufre, no se me puede localizar. Yo tuve un panasonic de esos con antena incorporada que me hacía daño en el bolsillo, pero ahora no tengo. Ha sido la peor y mejor decisión de mi vida. Me he visto tirado en medio de la carretera pensando que soy el tío más tonto de España por no tenerlo, pero también, siendo guionista me ha pasado que he llegado un lunes, y a todo el mundo le habían localizado para trabajar el fin de semana y yo me había librado. Las veces que he intentado tenerlo es peor porque no estoy acostumbrado. Los que teneis móvil nunca os lo olvidáis, yo sí.
- Participa en diversos programas de televisión y radio. ¿Lo disfruta más o menos que una actuación en vivo?
- Disfruto diferente la tele y la radio. En 'Me resbala', por ejemplo, me lo paso muy bien. Te das golpes pero es muy divertido porque básicamente tienes que aguantar de pie y no pasa nada si no lo consigues. Pero en general, en la tele me pongo más nervioso. En la radio es donde mejor me lo paso y donde mejor estiro las ideas. Las actuaciones en directo son un salto sin red. Hay veces que tocas el cielo y otras que te das contra el suelo. Hay veces que dices 'esto es lo mejor que he hecho en mi vida' y otras que te faltan 20 minutos y estás remando hacia la orilla intentando no ahogarte.
- ¿Ha sentido frustración alguna vez al crear o siempre le sale natural?
- Lo que me parece es ridículo, intentar hacer reír y no conseguirlo. Hay un sentimiento de vergüenza propia. Se ve hasta la vergüenza ajena de los espectadores. Yo intento tirar un chiste cada 15 segundos entonces si la gente no se ríe es que algo no va bien. Puede pasar lo contrario también, hay momentos en los que te sientes fenomenal porque hacer reír mola mucho.
- ¿Le preocupa ofender a alguien con el humor?
- Siempre ofendes a alguien, yo intento no hacerlo. De momento no me preocupo pero sí, se me han ofendido colectivos o gente. Desde el primer día que actuas se te acerca una persona a ponerte en tu sitio porque has dicho algo que le molesta. Lo que yo busco es hacer reír, y ofender me parece lo contrario, hay un salto enorme entre no reírse y ofenderse. Si me equivoco y ofendo sin querer intento cambiarlo.
- ¿Cuando se planteó hacer del humor su profesión? ¿Fue un paso o una evolución?
- Fueron tres pasos, porque pedí tres excedencias en el hotel en el que yo trabajaba de camarero. Pedí una excedencia para intentar ser humorista, y cuando acabó, volví a pedirla, porque se podía pedir hasta tres. Yo no ganaba mucho dinero, lo que tenía que ganar como humorista para empatar con lo que ganaba de camarero no era mucho, y por ahí fue. Estas son las cuentas que hice en mi cuaderno de pros y contras. Al final me lancé y fui teniendo golpes de suerte. Creo que cuando estaba en el hormiguero seguía de excedencia en el hotel...
- Colabora también con otros humoristas. ¿Es difícil crear espectáculos de humor con otra gente?
- Muchas veces en vez de ser un espectáculo son varios monólogos. Esto supone un cambio de humor de uno a otro, por lo que hay que pensar bien el orden para que los tres gusten y no se queden desprotegidos por los cambios de ritmo. Cuando lo hacemos entre varios hacemos diferentes sketches y los relacionamos con un hilo común. Y eso es lo mejor. Lo mejor es coger una casa rural con dos compañeros, irnos con una caja de vino y salir seis días después. Y eso para mi es lo mejor, juntarme con gente para crear.
- En los tiempos que corren, ¿qué papel tiene la risa?
- Es imposible estar riéndose y preocupado a la vez, o sea que durante los tres segundos que dura la carcajada, supongo que se te olviden los problemas. Lo que quiero decir es que yo no voy a dar consejos ni recomendar nada en mi espectáculo para hacer más feliz a la gente. Pero sí que, a veces, consigo que la gente durante hora y media se olvide de los malos rollos que puedan tener, qué ahora son más. Todo el mundo tiene problemas, el día a día ya no es normal.
- ¿Ha estado ya en esta ciudad? ¿cómo lo recuerda?
- He estado mucho en Santander porque soy de Valladolid y, por si no lo sabes, Santander es nuestra playa. Hay un tren que se llama el tren playero que sale a las 8 de la mañana y vuelve a las 8 de la tarde, entonces aquello se llena de pucelanos. He estado muchísimo, en la magdalena y en algún teatro. Tengo muy buen recuerdo tanto de Santander como de otros sitios de Cantabria; Torrelavega, Reinosa… No se si es porque he ido mucho por allí pero llega un momento en el que coges la forma de hablar, o algo, no sé lo que es, pero parece que los sitios que conozco los manejo mejor a la hora de hacer humor. Tengo una conexión que me ayuda.
- ¿Qué podemos esperar de su actuación en Santander?
- Pues mira, ahora mismo si un genio me concede un deseo le pediría que no llueva… a partir de ahí, pues nos lo vamos a pasar muy bien, la gente va predispuesta, saben que vienen a verme a mí y lo que decía, actúo para la gente de Santander. Además es verano, habrá mucho vallisoletano también. Intentaré hacerles reír, pero bueno, que no llueva.
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