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« Estoy pedaleando por encima del agua». Es la frase más escuchada por David Leal desde el pasado 1 de julio cuando abrió en Gamazo H2O, la primera escuela de actividades acuáticas de Cantabria que ofrece la oportunidad de recorrer la Bahía de Santander al más puro estilo Verano Azul: a pedales.
Como gran enamorado del mar y de los deportes acuáticos, Arias decidió abrió la escuela con el objetivo de «ofrecer a los bañistas una nueva oportunidad» de disfrutar de ambas cosas, en la que, como él mismo dice, «no podían faltar las bicicletas acuáticas». Con un manillar, dos pedales que hacen girar una hélice que tiene en la parte trasera y las dos tablas de caucho que funcionan como base, es «la actividad acuática más sencilla». Los más miedosos en tierra deberán dejar las excusas en la orilla ya que «no requiere ni equilibrio ni concentración», destaca el responsable de H20.
«La pregunta que más me hacen es si la embarcación es estable... ¡Claro que sí! Esto no es como andar en bici por la calle, es mejor, ya que ni puedes atropellar a nadie ni ser atropellado».
Lealprobó esta experiencia en unas vacaciones en Mallorca el pasado año y pensó: «Madre mía, esto lo quiero yo». Cuando volvió a Santander no dudó en comprar una para uso personal, y enseguida buscó cómo acercar esta novedad a su ciudad. «Santander no se podía perder esta experiencia», subraya.
H2O cuenta con cinco bicicletas acuáticas y ofrece tanto paseos individuales como excursiones en grupo. Estas últimas, con una duración de hora y media. Tienen dos rutas, una hacia el Centro Botín, para los que prefieran ver la ciudad desde otra perspectiva, y otra hasta el Embarcadero Real de La Magdalena, dónde «los más atrevidos» podrán hacer también buceo. Ambas opciones tienen un coste de 25 euros la hora. Leal asegura que, «teniendo en cuenta que aún no ha empezado el verano en Santander y que el tiempo no ha acompañado, las bicicletas acuáticas han tenido muy buena acogida. Si sigue así, a final de verano aumentaríamos la flota».
Lo que más sorprende a Leal son «las caras de la gente cuando ven las bicicletas acuáticas. Es algo tan raro que muchos de ellos ni creen lo que ven sus ojos». «Con la sonrisa en la cara se suben al catamarán» –asegura– y, «como si de niños se tratase», empiezan a pedalear en el mar.
Leal compara esta experiencia con el primer paseo en bicicleta, «nunca lo olvidas: el viento en el cara, tu padre empujándote, la sonrisa y la ilusión. Esa misma ilusión que tienes de niño se multiplica cuando vas en bicicleta acuática ante la experiencia nueva de hacerlo por el agua».
Este pequeño catamarán, que es definido por Leal como «diversión asegurada», es apto para todas las edades, desde los más pequeños hasta los más mayores. Según cuenta el responsable de la escuela, «Nando, un señor que pasa por aquí todas las mañanas, se emocionó al ver la bicicleta acuática ya que hace diez años intentó hacer una por él mismo. Recuerdo que subió una bici a dos tablas de paddle surf y empezó a andar por la Bahía de Santander. Hace diez años le dije que estaba loco y ahora lo recordamos entre risas». Y como novedad del verano santanderino, esta peculiar vuelta ciclista por la bahía acapara las miradas. «Cuando lo vi el primer día pensé: bici y agua, ¿pero que es esto?», indica Carmen, una vecina de Santander desde hace más de 40 años, de paseo por Gamazo.
Para la población de Santander era «algo impensable» juntar la bicicleta y el agua, afirma Leal. Deja claro que la bicicleta acuática te hace «desconectar y relajarte», te hace «dejar de pensar y solo centrarte en dar pedales y avanzar mar adentro». Y para los turistas, es otro plan posible a añadir a la agenda de su visita. «Nunca me imaginé algo así, estoy deseando probarlo», asegura Lorena, una madrileña veraneando en la capital cántabra.
Y aunque H20 tiene otro tipo de actividades más convencionales, como paddle surf o kayak, esta nueva escuela cántabra marca la diferencia con actividades como el wing foil (deslizamiento sobre el agua con ayuda de una tabla y una vela) y sobre todo, con las bicicletas acuáticas que, como dice Leal, «se han hecho un hueco en los deportes acuáticos de moda y han venido para quedarse».
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