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PILAR G. BAHAMONDE
Sábado, 14 de abril 2007, 03:11
Es sacerdote, es cántabro, es lebaniego, es un hombre Valiente y emprendedor, vehemente y de firmes convicciones y propósitos. Desiderio Gómez Señas representa todo un hito dentro de la sociedad lebaniega. De mirada dulce y avispada, el brillo de sus ojos y una encantadora sonrisa te engancha al instante. No se tarda mucho en conocerlo. Siempre con algo en la mente, alguna tarea por realizar, proyectos y más proyectos se agolpan en su cabeza. Él solo tiene que darlos salida organizadamente porque no dejan de fluir. Ha propiciado y fomentado obras en piedra, en instituciones, en familias e individuos.
Todas y cada una de ellas le avalan y preceden. Sus blancas manos han ayudado a bien morir, a nacer a la espiritualidad del cristianismo, o han servido de apoyo para aceptar los cambios y vicisitudes de la vida a generaciones y generaciones de lebaniegos, convecinos suyos. Don Desi, como le conocen todos, vive en la actualidad en la Residencia de Ancianos Félix de las Cuevas de Potes donde sigue en activo a sus 82 incansables años, y a puertas de la ya inminente clausura del Año Jubilar, la Consejería de Cultura, y Liébana entera le rendirán, hoy sábado, un homenaje que tendrá lugar a las 13 horas en el Centro de Estudios Lebaniegos. Sin lugar a dudas, se emocionará, porque su gran corazón le hace partícipe de toda esa gratitud que su gente le profesa, pero al día siguiente volverá a retomar su quehacer cotidiano con el tesón y la firmeza que le son característicos.
-Usted ha vivido épocas en que las normas de la Iglesia regían a los individuos, las familias y la sociedad, ¿ha sido usted un sacerdote radical o estricto?
-No, ese nunca ha sido el camino a seguir. Así no se consigue nada.
-Los lebaniegos le llevan en el corazón. Todos reflejan en el rostro una expresión entrañable cuando son preguntados a cerca de Don Desi. ¿Cómo se consigue esto? ¿Qué les da Desiderio Gómez?
-No les doy nada. Ahí está la clave. Siempre he intentado enseñarles a resolver los problemas por sí mismos. Es que no consiste en dar sino en orientar.
-Recientemente, los franciscanos custodios del Lignum Crucis, en una entrevista publicada por este periódico, consideraban que probablemente un sacerdote siente más la soledad, ya que no tiene convivencia de puertas para dentro como la puede tener un fraile.
-Mira, yo creo que tanto los sacerdotes como los frailes tiramos más para afuera que para dentro de casa. Es ahí donde está nuestra labor real y tangible.
-¿Quién es usted?
-Soy un hombre de gran verdad. No soy sólo un sacerdote. La veracidad ha sido mi máxima.
-¿Tan claro tenía usted la autenticidad del trozo más grande de la Cruz de Cristo del que estaba encargado, como para propiciar una investigación y posterior estudio del mismo? ¿Y si no hubiese resultado positivo, usted lo habría comunicado a la feligresía?
-Yo nací en Vega de Liébana, crecí conociendo el Lignum Crucis. Jamás he albergado lugar a la duda. Tenía que ser y así se demostró.
-Creó la Escuela Hogar porque siempre ha tenido una preocupación por la enseñanza y porque los niños se formaran en Liébana. Realmente era tan necesaria? ¿La juventud se lo ha agradecido?
-Lamedo fue el primer pueblo de Liébana que cerró su escuela por falta de niños y sus cinco pequeños alumnos en el tiempo en que solo se llegaba caminando a la localidad, fueron enviados al otro extremo de Cantabria, a una escuela hogar. Yo no podía soportar ese drama y supe que había que hacer algo al respeto.
-¿Donde nota más que Liébana ha cambiado?
-En todo. La hemos arrojado de donde estaba y los historiadores nunca la han tratado como se debe.
-¿Por qué es tan importante el conocer nuestros orígenes para la vida que llevamos hoy día?
-Porque los antiguos lebaniegos cántabros eran gente encomiable, de gran fe y valores arraigados. Tenemos que mirar muchísimo hacia atrás. Nos harían mucha falta en los tiempos que corren.
-Una sotana larga y negra hasta los pies, llevada día tras día desde la mañana a la noche supone un refugio o hace que se sienta más sacerdote por vestirla.
-Es un refugio de comodidad. Supone andar libre como los pájaros y así vestiré donde vaya.
-Hoy vive usted en la Residencia de Ancianos Félix de las Cuevas que usted mismo ha fundado, ¿Es usted consciente de que de no haber sido por Don Desi este edificio no sería lo que es?
-¿Y tan consciente! con lo supuso tan ardua tarea no es fácil de olvidar.
-Algo que eche usted de menos ahora.
-Mis albarcas de madera con sus tarugos afilados en la punta. No hay catarro que te entre con los pies calentitos dentro de ellas.
-¿No cree que el momento actual es demasiado difícil como para hacerse sacerdote?
-No es difícil el momento sino la formación de los nuevos sacerdotes. Esto tiene que ser diferente porque los tiempos lo son. Los curas tienen que estar constantemente de excursión por los pueblos. Precisamente donde viven las gentes que los conforman.
No es lo mismo un párroco rural que uno de una ciudad. Su cometido no es el mismo,luego la formación no ha de ser igual tampoco.
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