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JAVIER FDEZ. RUBIO
Sábado, 12 de mayo 2007, 03:11
Elevado al Olimpo de la vanguardia o arrojado al Infierno del hormigón aplicado al paisajismo, el Parque Atlántico de Las Llamas quedó ayer noche abierto al público parcialmente. Un espectáculo de fuegos artificiales, ante un público multitudinario, festejó el momento histórico de la puesta en servicio de la red de caminos, campas y espacios acuáticos que configuran 150.000 metros cuadrados de parque, la mitad de la primera fase del proyecto.
El Parque de Las Llamas es un parque construido. Todo lo que hay bajo la hierba, el agua o el granito ha sido removido y cambiado por la acción humana. Tomando por modelo la configuración de los continentes en torno al Océano Atlántico, el parque delinea sus perfiles y forma un conglomerado de espacios y senderos que se internan en el carrizal, tal vez su hito más emblemático, apreciable ahora en toda su dimensión natural.
Desde anoche miles de personas recorrerán estos días la parte ya concluida y podrán formarse su propia opinión entre apocalípticos e integrados de la gestión medioambiental, pero también entre los que defienden que la gestión municipal continúe a las puertas de unas elecciones y los que tachan de electoralismo cualquier acto de una administración pública.
Mientras las obras que ejecuta Siec y Urazca prosiguen en las proximidades de Polio -su conclusión está prevista para finales de julio, cinco meses antes de lo marcado en contrato- el público puede acceder a la parte más occidental del parque.
Junto al Palacio de Deportes y hasta el carrizal que recorre el centro de la vaguada, ha quedado abierto un estanque, cuya lámina de agua tiene una profundidad de entre 60 y 90 centímetros. En torno a él hay un graderío, una cafetería -aún por terminar-, una solana de madera, amplias zonas de juego y deportivas y espacios verdes con 2.400 árboles, terrazas con jardineras y una laguna que ensancha un carrizal de 45.000 metros cuadrados y que ya tiene nuevos inquilinos. Ánades y gaviotas practican estos días el amerizaje en la balsa acuática.
El parque dispone de tres aparcamientos y a él se puede acceder desde la inmediaciones del Palacio de Deportes, del campus universitarios o desde la S-20.
Si sobre el terreno, el carrizal es la estrella, en el plano político la polémica se sitúa por el modelo de parque que se ha implantado.
No hay nada en Cantabria parecido al proyecto firmado por el estudio Batlle i Roig y que costará 30 millones de euros hacerse realidad en su primera fase. El de Las Llamas es considerado un destacado exponente de vanguardismo por el equipo de gobierno municipal y la mayor parte del Consejo de Sostenibilidad, mientras organizaciones combativas desde un principio, ARCA y ADIC, lo tachan sin tapujos de antinatural.
Vanguardia o tradición
«Batlle i Roig, con un proyecto vanguardista, han hecho uno de los mejores parques de Europa, del que Santander se sentirá orgulloso», caracterizó el edil de Medio Ambiente, Íñigo de la Serna.
No piensan así los colectivos críticos, quienes añoran una configuración más naturalizada, en sintonía con el praderío cántabro. «En lugar de un modelo naturalizado, paisajístico y social, se ha introducido otro arbitrario, artificioso, rectilíneo, fundamentalmente ornamental», denostaba ARCA.
ADIC consideraba que la inauguración «culmina la imposición de un modelo de parque artificial que el Ayuntamiento se ha empeñado en llevar a cabo».
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