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Capaces de lo mejor y de lo peor. Así somos los seres humanos. Mientras unos depositan kilos y kilos de basura durante años en una cueva, destrozando el entorno natural que es patrimonio de todos, otros proyectan un impresionante operativo de limpieza y retiran en ... una jornada de trabajo sin descanso los 1.500 kilos de basura que, con total ausencia de civismo, habían sido arrojados.
Esto viene a ser el resumen de lo acontecido en la torca del Portillero del Tocornal, una cavidad del municipio de Ruesga a la que se accede desde Arredondo, y donde unos espeleólogos madrileños encontraron un vertedero en una incursión hace dos años. Ahora, un equipo de la Fundación Espeleosocorro Cántabro (Esocan) ha retirado toda la basura. Alrededor de 1.500 kilos de residuos sólidos urbanos, 32 sacos de entre 40 y 50 kilos, 10 metros cúbicos de porquería, que se cree que se ha ido depositando en bolsas por uno o dos habitantes de cabañas próximas a la zona. Una tropelía de tantas contra el medio ambiente, pero en este caso, una desmesurada.
No es la primera vez que voluntarios de esta fundación organizan algo parecido a un operativo de rescate para sacar basura de alguna cavidad, pero sí ha sido la vez que más residuos han extraído.
Llevaban un año esperando para acceder a la cueva y la intención era hacerlo a principios de 2020, pero la pandemia y el confinamiento frustraron sus pretensiones. La tarea, que se extendió toda la jornada del sábado en diez horas de trabajo, precisó de un equipo profesional de espeleólogos y un estudio previo de la cavidad para el planeamiento de las labores de recuperación ambiental de la cueva.
La torca del Portillero del Tocornal es poco frecuentada por los espeleólogos, ya que existen muchas cuevas en la comarca con más atractivo «desde el punto de vista deportivo», señaló el presidente de Esocan, Martín González Hierro. De ahí que no se haya descubierto antes el vertedero. El grupo accedió a la torca aplicando un protocolo que tiene la Federación Catalana de Espeleología al considerar que la cueva podría estar en una situación de atmósferas confinadas con existencia de gases y problemas de oxígeno provocado por la basura depositada.
Un total de 17 voluntarios y cuatro grupos de trabajo retiraron el vertedero trabajando con un medidor de oxígeno dentro de la cavidad por seguridad. «Unos abajo para recoger la basura, otro grupo arriba izando las bolsas, otro de transporte hasta una tirolina y el último con un quad y un todoterreno para llevarlo hasta el contenedor», resume Martín. Aplicando las técnicas habituales que utilizan en espeleosocorro para evacuar una camilla con un herido, «esta vez lo hemos utilizado para sacar el peso de las bolsas de unos 50 kilos cada una, repitiendo 32 veces las maniobras, una por cada bolsa».
El equipo contó con la colaboración de los ayuntamientos de Ruesga y Arredondo y de la empresa pública MARE, que facilitó un contenedor para la gestión controlada de los residuos extraídos. Un contenedor de 15 metros cúbicos, que «casi llenamos».
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