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El siniestro del pasado domingo en Rasines, que se saldó con un fallecido y tres heridos graves, quebró la racha positiva de cero víctimas ... mortales en la carretera N-629 desde la entrada en funcionamiento del radar de tramo, el primero de estas características en Cantabria, al inicio de la Semana Santa de 2018.
El fatal desenlace aviva un debate respecto a la seguridad de una vía de 18 kilómetros que comunica Colindres con Ramales de la Victoria y que, en la zona del túnel de Limpias, acumula una intensidad media diaria de casi 10.000 vehículos. El Jefe Provincial de Tráfico, José Miguel Tolosa, datos en mano, sostiene que «la peligrosidad es bastante menor que la que había cuatro años atrás». Tomando como base los accidentes en los que se ha registrado algún daño personal, en lo que va de 2022, sin contar el del domingo, esta carretera había registrado seis accidentes con nueve heridos leves. El año anterior, fueron seis los siniestros, con el saldo de un herido grave y tres heridos leves. En 2020 hubo sólo dos accidentes, con un herido grave y dos leves. Y en 2019, el número de incidentes fue de tres, con dos heridos graves y dos leves.
El año 2018 marca el punto de inflexión. El radar de tramo se estrenó en marzo, justo un mes después de un siniestro que causó dos víctimas mortales. Aquel año se zanjó con ocho accidentes, en los que, además de los dos fallecidos, hubo cuatro heridos graves y dos heridos leves. En 2017 fueron siete los siniestros, con un fallecido y seis heridos leves. En 2016 los sucesos fueron nueve, con un fallecido, un herido grave y siete leves. Y cierra esta serie comparativa el año 2015, donde hubo doce accidentes, con dos fallecidos, cinco heridos graves y doce heridos leves.
Tolosa subraya la importancia de medidas adicionales como la prohibición del tránsito ciclista entre Limpias y Rasines, desviado por la antigua carretera. Eso y el especial celo con el que la Guardia Civil mantiene bajo vigilancia la carretera. Solo en los dos últimos años se han tramitado 284 denuncias de velocidad, 43 por conducir bajo los efectos del alcohol y 30 por positivo en drogas.
A estos controles aleatorios se suma el dato del radar de tramo, con una media de casi 500 sanciones al mes, hasta totalizar 5.678 denuncias el año pasado. Un registro que previsiblemente será superado este año, porque hasta noviembre se había denunciado a 5.651 conductores por superar la velocidad en los 2,3 kilómetros del trayecto de velocidad controlada. «En líneas generales es una carretera segura, con buen trazado y buena visibilidad», sostiene Tolosa, quien subraya que, adoptadas las medidas en 2018, «la eficacia ha sido bastante significativa. Por supuesto, mientras haya accidentes tenemos que estar en guardia», concluye.
El alcalde de Ampuero, Víctor Gutiérrez, reconoce también la eficacia del radar, pero sostiene que persisten algunas zonas peligrosas, «como el tramo a la altura de Cereceda, donde la gente coge mucha velocidad, hay curvas y zonas de adelantamiento». También destaca como punto crítico el tramo entre la antigua Magefesa y Colindres, por la presencia de una 'babilla' de los eucaliptos que, en determinadas condiciones, provoca el deslizamiento de los vehículos sobre la calzada. Asimismo, reivindica una mejora de la iluminación a la entrada de los pueblos.
El alcalde de Colindres, Javier Incera, repara en el hecho de que «el mayor número de víctimas de estos accidentes se da entre vecinos de la zona, que somos los que la conocemos mejor, y hacemos este trayecto a diario. Por todo ello, es evidente que la vía tiene una peligrosidad», defiende.
Mar Iglesias, alcaldesa de Limpias, sostiene que la carretera es segura y que mejoró notablemente al reducir el límite de velocidad a 80 kilómetros por hora. «Cuando se implantó esa medida nos criticaron mucho, pero se ha visto que es eficaz. Yo decía que a veces hay que proteger a la gente de sí misma», explica la regidora, que apela a la educación vial. «¿Merece la pena arriesgarse si al final no vas a ganar ni cinco minutos?», se cuestiona.
Finalmente, Sergio Castro, alcalde de Rasines, considera adecuadas las actuales medidas. «Se trata de una solución de equilibrio entre seguridad y funcionalidad. Bajar a 20 kilómetros/hora el límite eliminaría los accidentes, pero no sería una carretera operativa. La vía es bastante segura con las actuales condiciones», concluye.
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