El 'campanu' del Asón pesa 4,150 kilos

Media hora más tarde, el ejemplar ya estaba fuera del agua. Una maniobra para la que requirió la ayuda de un segundo pescador y un redeño, «de lo contrario hubiera roto la caña», explica Jiménez. 4,150 kilos de salmón, un ejemplar que, según su captor, llevaba escasas horas remontando el Asón. Lo sabe por su color azulado y por la presencia de pulgas de mar en el pez, que tienden a caer cuando los salmones entran en contacto con agua dulce. «Era precioso», apunta Gaspar, quien, a pesar de haber nacido en Santander, vive en Gibaja desde 2005.

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Es ya un experimentado pescador que ha capturado «más de cien salmones» y cuenta con varios campanus en su palmarés. Cuatro en el Asón, siete segundos, ocho terceros… una extensa lista que no le resta emoción al hecho de hacerse con el campanu en la legendaria cuenca. Esta vez no lo ha vendido a ningún establecimiento. «Lo hemos comido en familia», dice Gaspar, y sobre su sabor, añade que fue «insuperable y extraordinario».

Sin embargo, por otro lado, lamenta el estado del río. «El Asón está muy contaminado. Hay muchos purines y los desagües urbanos también contribuyen a dañar el cauce. Los salmones enferman e incluso quedan atrapados cuando las centrales eléctricas están a pleno rendimiento», señala Jiménez Neira. También recuerda cuando la especie abundaba en las aguas del Asón. «El 5 de abril de 1981 pesqué dos salmones que entre los dos pesaban 16 kilos. Y en la década de los 60 había salmones por todos lados. Yo he llegado a sacar un ejemplar de 11 kilos», rememora.

Pese a la situación actual, asegura que el sábado, un día después de pescar el campanu, otro ejemplar picó en su caña, aunque no tuvo la misma suerte que la jornada anterior.