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Son el colegio con más alumnos de Colindres. Casi 400 estudiantes, que acuden a diario a un centro con planta baja y dos pisos, convertidos en muralla insalvable para aquellos que durante el curso sufren algún tipo de lesión. Quienes tienen una discapacidad ni siquiera tienen opción de elegir el CEIP Pedro del Hoyo, viendo coartado su derecho a la libre elección de la oferta educativa.
... Los padres y madres del colegio urgen a que se cumpla la normativa de accesibilidad para no perjudicar las posibilidades formativas de sus hijos. También la de los docentes que desempeñan su trabajo en una situación tan precaria en la que cualquier lesión les deja fuera de juego. Su solicitud de instalación del ascensor lleva doce años «aprobada», pero sigue encima de la mesa de la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria. Un tiempo en el que no han cejado en su reivindicación. Sin que hasta la fecha hayan conseguido ninguna mejora al respecto. Sólo buenas palabras.
El AMPA del centro considera que el periodo estival sería el idóneo para acometer unos trabajos que dejaran resuelta la cuestión antes del próximo curso. Y denuncian que desde la Consejería están haciendo «oídos sordos» a su reclamación, a pesar de que sus solicitudes son de sobra conocida en la calle Vargas de Santander, donde se ubica la sede de Educación. La última vez que recibieron una respuesta fue en el mes de febrero del año pasado. A través de una carta, el Director General de Centros Educativos, Jesús Miguel Oria, les trasladó que «la instalación de un ascensor en el CEIP Pedro del Hoyo es una obra que lleva tiempo incluida en los listados de la programación de obras de la Consejería. Esa inclusión ya determina la voluntad de la administración educativa de llevarla a cabo; su ejecución está supeditada a su priorización en el conjunto de obras incluidas en la programación y, en consecuencia, en este momento no me resulta aún posible confirmarle si se podrá ejecutar a corto plazo».
Dieciséis meses después, en el Ampa del CEIP Pedro del Hoyo ya tienen claro que la ejecución no ha tenido lugar en el corto plazo. Pero se temen que tampoco lo haga en el medio plazo. Los términos «inclusión», «priorización» y «programación» se han convertido en palabrería hueca que enerva los ánimos de un colectivo harto de esperar que se atiendan sus demandas. La actual Junta Directiva tiene asumido que sus hijos, que entraron al centro hace casi una década y que cursan los últimos niveles de Primaria, saldrán del mismo sin haber estrenado el ascensor. Pero les duele que las nuevas familias tengan que pasar por su mismo calvario.
El pasado mes de marzo volvieron a la carga. Y remitieron una nueva misiva, que arrancaba así: «Estimado Director General: este año tampoco. Y han pasado más de diez ¿Hasta cuándo un escenario en nuestro colegio que genera espacios de desigualdad de oportunidades y faltos de inclusión educativa?»
Los representantes de las madres y padres del Pedro del Hoyo van más allá. Sostienen que la situación actual vulnera la Constitución. El artículo 27 de la Carta Magna reconoce el derecho de las familias a elegir libremente el centro educativo para sus hijos, y por consiguiente del proyecto educativo más acorde a sus necesidades, valores, moral o pensamientos. Asimismo, el capítulo quinto de la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad establece que los poderes públicos adoptarán las medidas pertinentes para asegurar la accesibilidad universal, en igualdad de condiciones con las demás personas.
La misiva finaliza con una solicitud muy concreta. «Que no se siga posponiendo dicha construcción y que el curso 22/23 la comunidad educativa del CEIP Pedro del Hoyo pueda disfrutar de un ascensor».
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