La encina de Colindres que quiere reinar en Europa

Fuese porque cuando aquello era un ejemplar más joven, o bien porque su ubicación adosada a la ermita de cuya advocación toma nombre le confirió una protección adicional, lo cierto es que ha llegado a nuestros días convertida en un símbolo. De su importancia dan fe documentos tan valiosos como el mapa de la Ruta de la Sal, que en el siglo XVIII unía la población burgalesa de Salinas de Rosío (en Medina de Pomar) con el alfolí de Laredo. Un plano del Archivo Histórico Nacional muestra la encina como un hito en este trazado por el antiguo Camino Real a Castilla, que hoy sigue rebosando encanto en la ruta de las casonas solariegas de Colindres de Arriba.

Con estas credenciales, el Ayuntamiento presentó la candidatura de esta singular encina a la fase nacional del concurso Árbol y Bosque del Año 2023. Superada la criba inicial, ahora afronta la recta final para ser la embajadora de España en el certamen europeo. Lograr esta meta implica liderar la votación que se cerrará el próximo 10 de diciembre en la página oficial del evento www.arbolybosquedelaño.es.

Tal y como recogen las propias bases, «en este concurso, a diferencia de otros, no es importante la belleza, el tamaño o la edad de los árboles o los bosques sino la historia y la relación con las personas y el territorio. Buscamos árboles y bosques que se han convertido en una parte integrante de la comunidad en su sentido más amplio».

Antiguamente, el lugar donde ahora emerge solitaria la protagonista de esta historia, fue un denso bosque mixto atravesado por ese Camino Real que transitaron desde clérigos y nobles, a mercaderes de lana y trigo de Castilla que acudían a Colindres y a Laredo para embarcar sus valiosas mercancías rumbo a los países del norte de Europa. Un paraje que también recorrieron grandes reyes y reinas, como Juana de Castilla, su hijo el Emperador Carlos V o su nieto Felipe II.

Año tras año, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, colindreses de todas las edades se reúnen alrededor de la majestuosa encina para rendirle homenaje. Y cada 16 de agosto, coincidiendo con su onomástica, se organiza una alegre romería a la vieja usanza.

Pero lo más bonito es lo que está por llegar. Desde hace unos años, el Ayuntamiento está inmerso en recuperar el aspecto histórico de la Sierra de Colindres. Con la colaboración de la Asociación Bosques de Cantabria, ya se han plantado 2.000 ejemplares de arbolado autóctono. Se trata de repoblar aquellas praderías que quedaron asoladas tras la tala sistemática de los densos bosques de antaño. Los escolares del municipio, junto a voluntarios de toda la región, están a punto de cumplir el viejo sueño de la Encina de San Roque: integrarla en un nuevo bosque, con otras encinas como ella, en el que nunca más vuelva a sentirse sola. Ojalá que en Europa puedan conocer su historia.