Dos ganaderos cántabros ganan una competida puja por un novillo de récord

La subasta duró cinco interminables minutos, en los que el precio de salida de 3.400 euros no paró de escalar en saltos de cien en cien euros, dado el interés despertado por un novillo que dio en báscula 1.025 kilos. Cuando la porfía tocó los 13.000 euros aún eran cinco los aspirantes en liza con todo el recinto ferial expectante. Rubén alzó por enésima vez su tablilla para superar los 14.000 euros de su contrincante. De forma inexplicable, la paleta pareció bajar en lo que parecía el amago de una retirada. Pero no hubo tal. José Miguel le instó a recuperar la posición. «Arriba y aguanta ahí el brazo aunque se te parta», recuerda entre sonrisas. Lo siguiente que escucharon fue que Ralph ya era suyo. Y una sonora ovación de todos los presentes. «Teníamos que traerlo sí o sí», sostienen ambos, que ya habían echado el ojo al novillo desde el primer día de la feria.

La nueva adquisición está llamada a ser el padre de una estirpe de futuros campeones. Porque si algo caracteriza a sus dos nuevos propietarios es el empeño por hacer una selección genética que mejore paulatinamente la calidad de sus cabañas.

En este objetivo se encuadra la adquisición que Rubén realizó meses atrás de Loyal. Un toro de seis años y 1.450 kilos, ganador de múltiples premios en Francia, cuna de la raza limusin, y que cambió Limoges por la Junta de Voto, para orgullo de sus nuevos propietarios. Una hija de Euro, otro ejemplar campeonísimo, dio la primera ternera a Loyal, y ahora ha sido cubierta por Ralph, que parece haberse adaptado de manera estupenda a Cantabria.

Sementales como él constituyen la clave en la mejora de una cabaña vacuna que, en el caso de estos ganaderos, está orientada a la venta de los animales 'para vida'. Mucho más cotizados, suponen una motivación extra para avivar el afán por hacerse con estrellas limusín. Su calidad salta a la vista.