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La localidad de Arredondo celebró este miércoles su tradicional cita de Todos los Santos, pero en esta ocasión sin venta de ganado. Centenares de puestos con productos artesanales y agroalimentarios de Cantabria animaron la jornada y se convirtieron, por primera vez, en el único atractivo ... de la cita en la popularmente conocida como 'Capital del mundo' donde, a pesar de la falta de la concentración ganadera, se congregaron miles de personas aprovechando el buen tiempo de la mañana.
Juguetes para los más pequeños, ropa, sábanas para el invierno, todo tipo de embutidos, miel de brezo, licores, innumerables puestos para los amantes de los quesos y también dulces variados para hacer las delicias de los golosos. Todo eso hubo, y sin embargo en la escena se notaba la ausencia de cabras, vacas, ovejas y burros rodeando la imponente Iglesia de San Pelayo y su llamativa torre. El año pasado más de 600 animales participaron en el encuentro, mientras que este 2023 la cifra se desploma a cero.
El motivo: la enfermedad hemorrágica epizoótica, «la del mosquito», como la llama Evaristo Martínez, un ganadero de Bustablado que lamenta la falta de rebaños y la situación actual de su gremio. «Venimos todos los años y está muy triste sin animales», explica. Conversando con Evaristo se encuentra Celestino Fernández, viene de San Roque de Riomiera a Arredondo y, como su compañero, lo hace cada primer día de noviembre, pero en esta ocasión, sin ganado, no encuentra más aliciente que seguir la tradición para reencontrarse con amigos, vecinos y conocidos.
Ambos coinciden en que la feria atrae mucha gente y que este año se nota una menor afluencia, aunque sigue siendo notable e incluso agobiante en los tramos más estrechos del recorrido del mercado donde se forman tapones. «¿Quién lo ha visto y quién lo ve? No hay nada», lamenta otro hombre con pena, y que en un intento de consolarse añade que «al menos no llueve».
Así, el sonido de los campanos dejó paso este miércoles a la música de pitos, tambores y gaitas que marcharon por la calle principal del municipio. La costumbre de acudir a Arredondo se mantiene para muchos pero la falta de animales «desanima», aunque hay quien le busca el lado positivo al panorama e indica que así «es más fácil aparcar», una coletilla a modo de consuelo que resuena de manera recurrente en los corrillos y en las barras de los bares.
Entre los comerciantes incondicionales año tras año está el camión de Calzados Maricarmen, que se colocó de nuevo a los pies de la descomunal torre cilíndrica del municipio. Entre venta y venta, Maricarmen Viar señala que «se ve movimiento pero la feria traería aún más gente, aún así estamos contentos de estar aquí, en este precioso pueblo un año más». Lo que no entiende es por qué en algunos sitios se organizan concentraciones de ganado y en otros «no se puede». Maricarmen recuerda que ocurrió lo mismo en la feria de San Lucas de Hoznayo, cuya fotografía, el pasado 19 de octubre, fue muy similar a la que quedó este miércoles en Arredondo.
Comprando en su puesto, Baldomero Martínez y su hijo coinciden en que hay concurrencia de gente, no obstante «con cabras habría más». Lo cierto es que el ganado caprino era el más abundante en la feria de Todos los Santos. Por ahora, cabras, ovejas, burros y, sobre todo vacas, tendrán que esperar al año que viene.
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