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El Museo Arqueológico Nacional fue ayer el escenario de la ceremonia de entrega del II Premio Nacional de Arqueología y Paleontología Fundación Palarq al proyecto 'La Montaña del tiempo. Exploración de un campamento paleolítico en La Garma', desarrollado por el Instituto Internacional de Investigaciones ... Prehistóricas de Cantabria (Iiipc), a quien un jurado internacional de esta segunda edición determinó merecedor de los 80.000 euros con los que está dotado el galardón.
Los doctores Pablo Arias y Roberto Ontañón fueron los encargados de recibir el premio en nombre del equipo que ha trabajado en el que el jurado consideró «un proyecto excepcional, con una metodología innovadora y con un potencial arqueológico extraordinario». El presidente de la Fundación Palarq, Antonio Gallardo, reiteró durante su intervención la excepcionalidad del proyecto ganador, en el que confluyen los valores de excelencia y originalidad que promueve el premio «en un campo de la ciencia fundamental para la generación de conocimiento que necesita de nuestro apoyo para seguir cumpliendo su función con la sociedad». En este sentido, Gallardo añadió que «estamos en un campo en el que la parte económica no es suficiente y desde la Fundación contribuimos a que el apoyo a estas disciplinas llegue hasta donde no lo hace el estado o las autonomías».
Por su parte, en nombre del equipo de investigación, Pablo Arias mostró su satisfacción por el reconocimiento a la labor que desarrollan en este yacimiento, único en el mundo que definen como «una Pompeya de la Prehistoria en la que podemos obtener una información que no se puede conseguir en ningún otro lado del mundo». Asimismo, reconoció que La Garma competía «con grandísimos proyectos» y «el hecho de que el nuestro haya sido el seleccionado es un honor enorme y un gran impulso para seguir trabajando cada día mejor». En este sentido, Arias destacó que «además, el premio va a contribuir a hacer mucho mejor algo que ya hemos estado haciendo hasta ahora y que es dar a conocer La Garma».
Por su lado, Roberto Ontañón, aseguró que «nuestra responsabilidad es de conservación del sitio, de investigación con métodos no invasivos para preservar ese legado: no solamente porque es un bien patrimonial de primera categoría, como ha reconocido la Unesco, con su inclusión en la lista de Patrimonio Mundial, sino porque dentro de 50 o 100 años la investigación arqueológica será diferente».
El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, puso en valor la colaboración, el compromiso y la ayuda a los investigadores: «Es verdad que conocer nuestro pasado probablemente nos permita interpretar mejor el presente y preparar el futuro, pero, aunque no fuera, aunque solo fuera estricto conocimiento de nuestros orígenes, merecería la pena hacer el esfuerzo». Por ese motivo quiso felicitar a la Fundación Palarq, a los premiados y a todos aquellos que se dedican a la recuperación y conservación del patrimonio.
Finalmente, el vicepresidente y consejero de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte del gobierno de Cantabria, Pablo Zuloaga, reconoció el esfuerzo y trabajo de los investigadores premiados y destacar «la labor de financiación que por parte del Gobierno de Cantabria venimos desarrollando desde hace generaciones» y recordó que La Garma es solo uno de los diez patrimonios de la humanidad «que atesoramos en Cantabria».
La Garma es un yacimiento único en el mundo que constituye una verdadera cápsula del tiempo, donde este se detuvo hace 16.500 años, gracias a un desprendimiento en la entrada original que transformó la cueva en una burbuja, lo que ha permitido conservar los vestigios de un asentamiento paleolítico.
Se trata de una colina en la que se han identificado 13 yacimientos arqueológicos que documentan la presencia humana en Cantabria desde el Paleolítico inferior hasta la Edad Media, es decir a lo largo de 400.000 años. La galería inferior contiene uno de los mayores conjuntos de arte rupestre.
Recientemente se han encontrado huellas dactilares humanas y de pies de niños. El yacimiento ofrece sobre todo posibilidades inéditas al estudio de las viviendas y los espacios rituales de los cazadores del último periodo glacial. El proyecto La Garma resulta pionero en la aplicación de las nuevas técnicas para la investigación del pasado, con especial énfasis en los métodos no invasivos.
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