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El proyecto que impulsa la empresa Global Vidulante para levantar un parque eólico con diez aerogeneradores en terrenos de Ampuero, Guriezo, Liendo, Limpias, Rasines, Voto, Ruesga y Solórzano ha levantado una gran respuesta social en la comarca del Asón. Ayuntamientos, juntas vecinales, colectivos sociales ... y partidos políticos están presentando alegaciones contra la creación de esta actuación denominada Corus, que lleva más de dos años en tramitación y que en estos momentos se encuentra en periodo de información pública para conseguir la autorización administrativa previa y la declaración de impacto ambiental. Si el proyecto sigue adelante es, entre otras cosas, porque el mapa de exclusión eólica que diseñó el bipartito PRC-PSOE la pasada legislatura permitía la instalación de molinos en esta zona. De hecho, la promotora ha utilizado este mapa como referencia: ha reubicado cuidadosamente los diez aerogeneradores en los pocos lugares 'aptos' que quedan en ese paraje -como se aprecia en la segunda de las imágenes que acompaña esta información- según el documento que elaboró el regionalista José Luis Gochicoa cuando estaba al frente de la Consejería de Obras Públicas.
Este mapa de exclusión eólica se elaboró durante el último gobierno de PRC-PSOE con la intención de poner orden ante la proliferación de proyectos en Cantabria. Proyectos que estaban generando una gran alarma social y que, en muchos casos, por su elevado impacto ambiental, no iban a salir adelante. Lo que hizo la Consejería fue elaborar este mapa que, según apuntó entonces Gochicoa, descartaba el 97% del territorio. Dejaba fuera los espacios que no reunían las condiciones de viento, aquellos en los que existía algún tipo de figura de protección y montes en los que existen valores ambientales, culturales o patrimoniales a preservar.
Aunque es cierto que el mapa que se presentó públicamente no tiene valor legal -tenía que aprobarse dentro del PROT, que no llegó a salir adelante-, sí ha tenido efectos. Las empresas que querían colocar aerogeneradores en zonas de exclusión han ido renunciando a sus proyectos o han sido descartadas como consecuencia de las alegaciones presentadas por el Gobierno de Cantabria, apoyadas en muchas ocasiones en ese documento. Por ejemplo, los parques que fueron más polémicos la pasada legislatura en la zona del Miera (los más famosos fueron los de Ribota o Garma Blanca) estaban en zonas moradas -no aptas- dentro del mapa de exclusión y acabaron naufragando.
El gran problema con Corus es que la pelota no está en el tejado de Cantabria, sino que el grueso de la decisión depende de Madrid. Al ser un proyecto de 66 megavatios se considera ya un parque de grandes dimensiones (lo son todos los que superan los 50 MW), por lo que la tramitación ambiental depende del Ministerio para la Transición Ecológica. Como explicaba el pasado lunes en el Parlamento el consejero de Industria, Eduardo Arasti, ahora el Ejecutivo autonómico no puede hacer otra cosa que seguir el procedimiento legal y, cuando toque, presentar sus informes al Ministerio.
Desde luego, no tiene herramientas para frenar la tramitación 'motu proprio'. Desde el Gobierno de Cantabria del PP explican que sus antecesores en Peña Herbosa pudieron mostrar su rechazo a Corus durante la fase de consultas previas y no lo hicieron pese a que los ayuntamientos informaron a la Consejería de Desarrollo Rural, que entonces tenía las competencias medioambientales.
Además de juntas vecinales como la de Seña (Limpias), entre quienes se han puesto al frente del movimiento de rechazo a Corus está el PRC, que el lunes propondrá al Pleno del Parlamento una moción para que todos los partidos se posicionen contra este parque eólico que «puede marcar para siempre una zona de alta sensibilidad» como es el Bajo Asón. «Atenta contra el paisaje, el territorio, los vestigios arqueológicos y la zona especial de protección de aves de un paraíso natural a menos de 3 kilómetros de las maristas de Santoña», lamenta el portavoz parlamentario de los regionalistas, Pedro Hernando, que para dar una idea del impacto recuerda que las torres alcanzarán los 200 metros, un tamaño que duplica al que tiene el campo de fútbol de El Sardinero.
Lo que ocurre con el parque de Corus y el celo de la empresa promotora para elegir cuidadosamente las cimas aptas para la instalación de aerogeneradores según el mapa de exclusión se repite con otro proyecto, el de Piruquito, en este caso con once molinos y ubicado en la zona de Guriezo.
Respecto al mapa de exclusión eólica de Gochicoa, el exconsejero también aseguró que en la práctica, con ese documento, solo podrían instalarse parques en diecinueve municipios. En esa lista, de todos los afectados por Corus y Piruquito, solo aparecía Guriezo. Se daba por hecho que las 'partes blancas' de Ampuero, Liendo, Limpias, Rasines, Voto, Ruesga y Solórzano -en algunos municipios no irán molinos, solo pasarán las líneas de evacuación- eran tan pequeñas que no habría forma de colocar un molino. Se equivocaba.
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