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«Aquí pasan los coches que te despeinan de la velocidad a la que van», se lamentaba Merche Carrasco, vecina de Carasa, durante la manifestación ... que congregó este sábado a los vecinos de esta pedanía de la Junta de Voto para urgir una solución a un problema de seguridad vial que llevan años padeciendo en el cruce del barrio de Rioseco con la carretera CA-258, a la altura del bar Pak Mary. A la elevada velocidad de los coches y camiones, se suma el cambio de rasante y la escasa visibilidad, especialmente para los conductores que acceden desde Rioseco, obligados ocasionalmente a invadir la carretera autonómica para comprobar si vienen coches.
Son ya varias legislaturas en las que se ha reclamado a la Consejería de Obras Públicas una solución para hacer que los vehículos aminoren la velocidad en este cruce, incluso la Junta Vecinal, de la mano del grupo municipal socialista, ha intentado que se trate en el pleno del Ayuntamiento de Voto en forma de moción, sin éxito. En concreto se solicitaba la reversión de la carretera autonómica entre el punto kilométrico 6 y el 6,600, «y así tomar las acciones necesarias para mejorar la seguridad vial en ese tramo», explicó el alcalde pedáneo, Serafín Alberdi. «La salud, la seguridad y el bienestar de nuestros vecinos están por encima de cualquier coste económico. Por eso queremos lanzar una petición de ayuda».
Y es que «no hay una zona de paso para comunicar una parte del pueblo con la otra, hay una parada de autobús de críos y ningún paso de peatones, ni señalización, para evitar algo que puede pasar en cualquier momento, que se siegue la vida de unos cuantos», afirmó Merche Carrasco.
«El cruce es muy peligroso, se necesita algo que nos dé seguridad y no nos hacen caso ni a los escritos ni a nada y tampoco ha habido representación del Ayuntamiento», lamentó Juan José Zorrilla.
Tan hastiados están los vecinos de solicitar medidas de seguridad en este tramo sin que se atiendan sus demandas, que han llegado a pedirlo de personal en la sede de la Consejería de Obras Públicas. «En el año 2012 fui a Obras Públicas en Santander para decir lo que estaba pasando como vecina del barrio de Rioseco, que llego a este cruce y no veo si vienen en un sentido o en otro, y con el cambio de rasante para cuando me doy cuenta ya tengo el coche encima», relataba este sábado Natalia Ezquerra. En aquel momento se colocó un espejo que resulta insuficiente porque no supone una medida disuasoria para los conductores que pasan a gran velocidad. «Queremos prevenir, que nos pongan unos resaltos», porque por fortuna, «no ha habido que lamentar nada, pero aquí ha habido muchos sustos y en algún momento va a haber que lamentar y será entonces cuando se tomen medidas».
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