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«Lucha por tu libertad aunque sea contra el viento». Con este lema se disputó semanas atrás una nueva edición de la Sahara Maratón. Una competición de carácter internacional con un nítido trasfondo solidario y humanitario. En ella, la ramaliega Dulce Rotaeche alcanzó el tercer ... puesto en la clasificación final. Aunque su mayor premio fue empaparse de los valores y la generosidad de unas gentes que, «a pesar de que no tienen nada, te lo dan todo», resalta.
La competición, a través de dunas de arena en las que las dificultades de avance son extraordinarias y la orientación es casi pura cuestión de fe, llevó a los participantes a recorrer el trayecto entre los campamentos de El Aaiún y Smara, cerca de la localidad argelina de Tindouf. Cuenta Dulce que los competidores pudieron elegir la distancia, con pruebas de cinco kilómetros, diez kilómetros, media maratón y la maratón propiamente dicha.
En la carrera de los 5 kilómetros se impuso otra cántabra, Carmen Cacho, atleta de Piélagos de talla internacional que también dejó huella de su vertiente solidaria. «Todos los participantes aportamos un botiquín de subsistencia a las familias a las que nos asignan», explica la deportista ramaliega. «Llevas lo básico: paracetamol, ibuprofeno, dalsy para los más pequeños, gasas, vendas... cualquier cosa es bienvenida, porque carecen de lo más básico y vital», explica.
Entre todos los participantes se fleta un vuelo charter que se llena de material médico, y además se impulsan proyectos en el ámbito sanitario o educativo. Se trata de reforzar los dispensarios y hospitales con material del que carecen. E incluso se aprovecha para que especialistas realicen consultas e intervenciones con la población afectada por distintas dolencias.
Su acercamiento a la causa saharaui se produjo décadas atrás. «Yo fui de las que estudió que el Sáhara era la provincia española número 53. Eso me llevó tiempo después a interesarme en la cuestión y profundizar, hasta que, lógicamente, abracé su mismo anhelo de libertad», señala.
Desde hace décadas programa dos escapadas a aquellas tierras. Una coincidiendo con el fin de año. Y otra con motivo de la carrera. De esa asiduidad extrae jugosas lecciones vitales. «Es un pueblo donde no tienen nada, pero tienen unos valores, unos principios, una hospitalidad que te engancha, con esa generosidad. Se nos hace muy doloroso el regreso», reconoce.
«Piensas que vas a llevar, y en realidad recibes mucho más de lo que das. También piensas que vas a enseñar, y aprendes mucho más de lo que enseñas. Es lo que siempre digo cuando me preguntan por esa experiencia. En casa me inculcaron los valores de solidaridad, y es lo que veo allí, no tienen nada y te lo dan todo», insiste.
Dulce se muestra crítica con la actual deriva del Gobierno español, que se ha traducido en un golpe frontal a las aspiraciones de libertad del pueblo saharaui. «Se está incumpliendo de forma sistemática y grave el mandato de Naciones Unidas de promover un referéndum de autodeterminación», denuncia. E insiste en mantener vivo el llamamiento a la solidaridad y a la ayuda internacional, que sufrió un notable retroceso por la pandemia.
También anima a participar a las familias cántabras con el programa de Vacaciones en Paz. Una iniciativa que ayuda a que los niños y niñas salgan de aquel pequeño infierno en el que las temperaturas rondan los 55 grados, donde el agua es un bien muy valioso y donde, a pesar de todas las adversidades, arraigan algunas de las sonrisas más sinceras y explosivas que han visto en su vida tanto Dulce como otros muchos entusiastas de sus ansias de libertad.
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