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La primera edición del Encuentro de Escuelas Taurinas de Cantabria se ha ido para Salamanca. Salvador Herrero ha sido el mejor de los ocho finalistas en el festejo de este domingo, marcado por el áspero juego de las vacas que ha puesto en apuros a ... todos los participantes. Esta vez, el cántabro Eduardo Rodríguez no ha podido brillar como sí hizo en la semifinal del sábado y ha tenido que conformarse con el aplauso del público presente en el coso de los Santos Mártires de Rasines.
Dirigidos por Juan Cantora, profesor de la Escuela Taurina de Palencia, los ocho finalistas se han enfrentado a cuatro reses de Pedro Caminero que poco han tenido que ver con sus hermanas del sábado. Con más fuerza, con codicia y con aviesas intenciones cuando no se les hacían las cosas bien, las vacas pedían el carnet, algo que todavía no tienen los jóvenes aspirantes a torero que, con más corazón que cabeza, no han perdido la cara al envite.
Para el jurado, el que mejor supo lidiar con las dificultades del animal que le correspondió en suerte ha sido el salmantino Salvador Herrero, que afronta su segundo año en la Escuela Taurina de su ciudad y que, a sus dieciséis años, proviene de una familia de picadores. El charro ha sido el encargado de parar con el capote a la segunda vaca del festejo, algo que ha hecho con eficacia antes de rematar con una revolera. Como sus hermanas, la utrera no ha sido fácil y ante ella el salmantino ha sabido administrar los tiempos y sacar por el pitón izquierdo varios muletazos interesantes.
Con él ha compartido lidia Salvador Arenas, mexicano afincado también en Salamanca, que ha sido el responsable de iniciar la faena de muleta y que ha trazado los mejores naturales de la mañana. Sin embargo, el azteca no ha sabido rematar su faena, lo que ha llevado al jurado a decantarse por su compañero de escuela.
Las dificultades de su enemiga han condicionado también la lidia de Eduardo Rodríguez, el único cántabro que ha logrado el pase a la final tras las rondas clasificatorias. El de Potes ha compartido vaca con Patricia Sacristán y ambos novilleros han sufrido varios revolcones que, afortunadamente, no han causado ningún daño reseñable en los actuantes. El diestro tendrá oportunidad de resarcirse la próxima semana en su participación en el bolsín taurina de la extremeña localidad de Coria.
Uno de los novilleros que mejores sensaciones había dejado el sábado era Pablo Hernández, de la francesa Escuela de Richard Millian, radicada en Mont de Marsan, que sólo pudo lucirse con el capote antes de que su oponente, la vaca de mayor trapío del festejo, hiciera imposible cualquier tipo de lucimiento.
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