Secciones
Servicios
Destacamos
Los datos ofrecidos por la Consejería de Sanidad respecto a los casos de coronavirus registrados desde que comenzó la pandemia indican que Valle de Villaverde es uno de los ocho municipios donde no ha habido ningún positivo hasta el momento. Pero algunos vecinos creen ... que hay dos razones: que la mayoría de residentes no están empadronados y «que al no tener asistencia sanitaria no han hecho las pruebas para comprobar si ha habido algún caso».
En este municipio de unos trescientos habitantes que conforma el enclave cántabro en el País Vasco, rodeado por los municipios vizcaínos de Carranza, Arcentales y Trucíos (todos ellos pertenecientes a la comarca de Las Encartaciones), la principal preocupación en estos momentos es la falta de asistencia sanitaria. Y tal es el malestar vecinal con este asunto que incluso se han llegado a plantear la posibilidad de cortar el tráfico del municipio como señal de protesta.
María Caballero, copropietaria desde hace siete años del Bar Segunda Juventud, que cerró sus puertas durante el estado de alarma, ha sufrido en sus propias carnes esa falta de cobertura sanitaria. De hecho, dice que los médicos sospechan que ha podido tener el coronovirus por las secuelas que le han quedado tras estar «muy mala» en marzo. «Llamas al médico y te cogen el teléfono en Castro y te dan cita telefónica para diez o doce días. El anterior alcalde tuvo que llamar al consejero de Sanidad para que me atendieran del asma, porque llevaba desde marzo sin mirármelo y no me lo querían ver. A los enfermos con problemas respiratorios no nos atienden, me dijeron que ni me acercara al centro médico. En Valle de Villaverde no hay casos registrados de coronavirus porque no se han mirado, porque no ha habido acceso al médico, pero ha habido vecinos no empadronados que sí lo han tenido».
María cree que calificar de «lamentable» esta situación es poco, puesto que su marido lleva dos meses y medio esperando un volante para que le miren la rodilla, porque desde el consultorio de Villaverde no saben a dónde tienen que mandar la documentación. «Las enfermeras dicen que no es su trabajo averiguar números de teléfono para realizar este trámite». «Estamos dejados, no tenemos asistencia sanitaria para nada», lamenta esta hostelera, al tiempo que advierte que esto va a provocar que muchos vecinos que no pueden acceder a la sanidad privada, como es su caso, se desempadronen. «Encima nos mandan a Castro y a Guriezo, y no hay ningún tipo de transporte para ir allí».
María comenta, además, que los médicos que acuden esporádicamente al municipio lo hacen con «desgana» porque para ellos es «un marrón». «La gerencia de Castro no nos quiere llevar y la única que nos asiste con un poco de atención es la médica de Guriezo. Si llamas a emergencias te dicen que tarda una hora y pico una ambulancia porque dicen que no movilizan ambulancias desde Vizcaya, que antes sí teníamos en díez minutos».
El problema de atención sanitaria es tan importante en Valle de Villaverde que algunos vecinos aseguran que es una de las razones que han llevado al anterior alcalde, Javier Pérez, a renunciar a su cargo. Al menos así la afirma Alberto Marquina, que regenta el Restaurante La Capitana junto con su hermano Pedro Luis. «El problema sanitario aquí es muy grave. Me hace gracia cuando hablan de la España vacía si lo que se hace es vaciarla».
Este hostelero reconoce que su familia cuenta con asistencia sanitaria privada, pero cree que si no la tuviera la situación sería insostenible, «ya que mi padre tiene 72 años y no puede conducir». «Hay mucha tensión en el pueblo con este tema, y al anterior alcalde yo creo que le pudo la presión al ver que no podía hacer nada para solucionar el problema. Es una vergüenza. Porque una cosa es que te quiten los bancos, o las cajas, que no haya Administración pública, pero que te quiten la sanidad... cuando encima la media de edad de los vecinos es de 60 años y muchos viven solos y no se pueden mover». Así que en un grupo de WhatsApp que comparten los vecinos alguno ya ha planteado la opción de cortar la carretera como señal de protesta.
Al margen este asunto, este hostelero, que durante dos meses y medio tuvo su negocio cerrado, reconoce que este verano ha ido «muy bien. Hemos trabajado muchísimo más que otras veces». La clave, según comenta, está en que los turistas han escapado de lugares masificados, a pesar de que la costa cantábrica y la asturiana han «estado a tope», para poder comer más tranquilos «en pueblos de interior como el nuestro. Nosotros tenemos una terraza amplia donde se guardan bien las distancias y eso da más seguridad», afirma.
No obstante, Marquina reconoce que la «psicosis» respecto al covid es la misma que si hubiese algún caso en el municipio, «porque todo el mundo sabe que en los dos pueblos de al lado hay un porcentaje de casos bastante elevado para la poca población que tienen. El miedo de la gente es igual».
La alcaldesa Esther Gómez coincide en esa preocupación vecinal por que el virus entre en el municipio, «ya que la mayoría de la gente trabajamos en el País Vasco, donde hay bastantes casos, y tenemos miedo a traerlo aquí». No obstante, reconoce que en Villaverde son «privilegiados» porque la mayoría de vecinos tiene su casa con su jardín. Pero si hay algo que preocupa a la nueva regidora es la deriva que ha tomado la asistencia sanitaria del municipio, puesto que esta semana les han facilitado el nuevo calendario de días en los que está previsto que el médico acuda al consultorio y en septiembre sólo acudirá dos días (antes les dijeron que tres) y en octubre, cinco.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.