Los afectados por el argayo presentan más de 6.000 firmas y alertan de que el terreno se sigue moviendo

Según han explicado en un comunicado, con esta demostración de apoyo popular quieren solicitar a las administraciones de Cantabria que colaboren para conseguir esclarecer las causas que provocaron el argayo.

A día de hoy, los afectados están a la espera de conocer el contenido de un nuevo informe realizado sobre el terreno, en el que esperan que aparezca reflejada la existencia del manantial de Santa Leocadia y la incidencia que pudo tener en el desprendimiento.

También están pendientes de la llegada de técnicos de la Consejería de Medio Rural, que según les ha informado el Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna, van a realizar un informe sobre la posibilidad de que la construcción de pistas forestales y el estado del monte La Peña pudieran ser los causantes del argayo.

Además están a la espera de la presentación de un informe jurídico por parte de la Dirección General de la Administración Local sobre los pasos a seguir por el Ayuntamiento.

Por otra parte, los afectados también han alertado de que el terreno dañado ha sufrido una gran transformación en el último mes, con la aparición de «multitud de nuevas grietas» y acentuándose «enormemente» las ya existentes.

Han asegurado que toda la superficie afectada ha cambiado su relieve con la aparición de montículos y ondas donde el suelo era llano. Estos movimientos se han visto también reflejados en la carretera cercana a las casas afectadas, ya que, donde antes había ya un bache, ha aparecido un desnivel en el asfalto que rodea la tubería que transporta el agua a Torrelavega, tubería que cruza también por los terrenos afectados.

Asimismo se ha descubierto un nuevo argayo a escasos metros de las fincas afectadas y que haría que la suma de argayos ocurridos en los terrenos comunales, anexos al que aquí nos ocupa, fuera de tres. Según los afectados, «hasta en días soleados, todo ese monte comunal aparece lleno de charcas y aguas estancadas».

Este dato se une a las informaciones de que, cuatro días antes de que se produjera el corrimiento de tierras de enero, las vías naturales que el monte tenía para desaguar se secaron, «lo que induce a pensar que toda la ladera sufre algún fenómeno que no le permite evacuar el agua recogida».