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A las dos de la madrugada de este viernes, los vecinos de la urbanización de la calle La Capa, en Miengo, despertaron sobresaltados por ... el sonido de «petardos»; pero a las ocho de la mañana, cuando salieron por el portal y vieron al hombre muerto sobre el suelo, rodeado por un gran charco de sangre, descubrieron que lo de la madrugada no había sido pirotecnia sino disparos de bala. «Lo han sacado a la calle para matarlo porque por la noche había entrado en su casa a las diez de la noche. Poco antes había estado por el bar», cuenta uno de los residentes.
Jorge Eduardo Morales Zerpa tenía origen uruguayo y unos 50 años. Estaba buscado desde el año 2000 por diversos delitos en su país de origen. Unos cometidos en 1990, otros en 1996 y también en 1998. En Cantabria se estableció hace varios años, y aquí vive su exmujer y su hija. Él, según ha podido saber este periódico, residía en esta urbanización de Miengo como okupa desde hacía poco más de un año.
Cuando la Guardia Civil inspeccionó el cadáver encontró varios disparos de bala que atestiguan que el ejecutante quiso asegurarse de que terminaba con la vida de la víctima. Al cadáver, que tenía las llaves del piso sobre la cabeza, le faltaba también un dedo de una mano. Los hechos se encuentran bajo la investigación del equipo de Policía Judicial.
Cuentan los vecinos que en la zona se producían movimientos extraños desde hacía bastante tiempo. Al menos desde que él llegó al lugar hace algo más de un año. Alguno de los residentes reconoció haber visto esa noche «movimientos extraños» en el garaje situado frente al lugar donde apareció el cadáver. «Había muchos movimientos de coches de alta gama». Los agentes han pedido «máxima discreción» a los residentes, que pese a haber dormido junto a la escena, no saben exactamente lo que ha podido ocurrir.
«Lo que pasa es que es una zona residencial que tiene muchos pisos alquilados y por eso nadie conoce de verdad a la gente que vive allí. Sobre todo si se trata de los que están alquilados», cuenta el alcalde de la localidad, José Manuel Cabrero, que afirmó no conocer los detalles de la operación por encontrarse ahora bajo la investigación de la Policía Judicial, que desde primera hora de la mañana acordonó la zona para proceder a la investigación y tratar de dilucidar las causas que se esconden detrás de este suceso.
El anterior suceso similar, ocurrido en junio de 2018 en otra urbanización, esta vez en Monte (Santander), fue el de un hombre de 33 años y nacionalidad colombiana asesinado a balazos. El suceso tuvo lugar sobre las 00.30 horas en el interior de la finca de la urbanización Los Armadillos, ubicada en la calle Antonio de la Dehesa, en la subida a Monte desde Camilo Alonso Vega.
La Policía Nacional, que se hizo cargo de la investigación, no descartó entonces ninguna hipótesis, pero tiempo después certificó que se trataba de un asesinato. El cadáver presentaba al menos cinco disparos. Los dos más importantes le impactaron a la altura de la cabeza y el pecho y afectaron a órganos vitales, por lo que cualquiera de ellos pudo resultar mortal. Además, otro proyectil acabó en la cadera y también presentaba heridas de arma de fuego en ambas manos, lo que podría significar que trató de defenderse.
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