Baja el telón el último videoclub de Cantabria
Traspaso ·
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Su propietario retira este mes todas las películas y ofrece el negocio de chucherías de Puente San Miguel a quien se quiera hacer cargoEl ritual de acudir al videoclub y, después de pasear un rato por los pasillos y dudar entre varias opciones, dejarse aconsejar por el dueño y elegir una película sobre la que girará el plan del fin de semana tiene los días contados en Cantabria. ... Este mismo mes, cerrará el último negocio de la región que se dedica a ofrecer el servicio.
La ilusión con la que Julián Bárcena se hizo cargo en 2016 del videoclub de Puente San Miguel, cuando estaba a punto de cerrar, ha servido para romper todos los pronósticos de solvencia durante siete años de un negocio enmarcado en un sector en decadencia. Pero ya no da más de sí. La pandemia ha rematado este tipo de empresa, al tiempo que ha favorecido las suscripciones a plataformas digitales. Un descenso de la facturación que el empresario cifra en el 80%. En concreto, ha pasado de una media de unos 1.400 alquileres al mes a «250 o 300».
La colección completa en DVD de las ocho temporadas de la serie de Juego de Tronos se vende en el videoclub Puente por 55 euros; Riphagen, por 3; Watchmen, por 5 y Antidisturbios, por 8. A la compra de estos y otros títulos pueden acceder, en primer término, los socios, y después, cualquier interesado. «Ahora, he vendido series, únicamente, y esta semana, voy a empezar a liquidar películas», explica el propietario, que afirma que en algunos casos el precio será de un euro la película.
Los postes para sujetar la cinta roja que marcaría el inicio de la cola para la sala de cine también están a la venta. Reducto de la iniciativa que ha hecho a esta empresa distinguirse de las demás, junto al agradable trato del propietario.
A partir de un proyector que había adquirido, instaló al fondo de su local una acogedora estancia provista de trece cómodas butacas, donde de jueves a domingo proyectaba distintas películas, tras preparar su propia cartelera que le servía para anunciarlas a través de las redes sociales. Tenía clientela habitual de la zona, y también de fuera acudían con asiduidad grupos a celebrar cumpleaños. A un precio más económico que el de las salas convencionales, el visionado de la película en el 'cineclub', incluía además refresco y palomitas.
Esa parte del negocio, la de las chucherías, sigue siendo rentable y en base a ello, se ofrece el traspaso a quien quiera ponerse al frente de la única tienda de gominolas que hay en Puente San Miguel. A Bárcena, le ha servido durante este tiempo de complemento mientras se dedicaba a lo que le gustaba. «Ahora se ha convertido en el negocio principal», explica. Si bien, cuando tomó las riendas del local del que era cliente habitual, era solo videoclub, acondicionó la zona de golosinas él mismo, «para diversificar».
El traspaso se ofrece desde el mes de enero. Se haga cargo del negocio alguien o no, por su parte, piensa terminar a finales de este mes o a más tardar, a mediados de junio, e iniciar otra etapa en su vida, y dedicarse a otra labor, aún por determinar. Este mes, traerá solo cuatro novedades. «El pasado traje algo más, pero como tenía la decisión tomada, he ido trayendo menos», afirma.
En cuanto a si ha recibido algún tipo de ayuda institucional relacionada con la promoción de la cultura, la respuesta es «no». Solo su capacidad de encandilar a los clientes de diversos puntos de la región ha servido para el mantenimiento del servicio durante este tiempo. Algunos de ellos, decidían hacerse socios. El último número de carnet ha sido el 5.550, que se apuntó el 22 de enero, porque ya se informaba a todo el mundo del inminente fin.
El alcalde de Reocín, Pablo Diestro, considera el final «una pena», y lo valora como «una consecuencia inevitable de las nuevas tecnologías», teniendo en cuenta que «al final, todas las plataformas que ofrecen películas y series digitales las podemos tener en nuestras casa. Al mismo tiempo, ensalza la «apuesta de instalar la sala de cine», y lamenta que no obstante haya sido «insostenible». En la misma línea, el propio Bárcena, reconoce que ya preveía dificultades cuando se hizo cargo del negocio, que había arrancado en 1999. «Con el desarrollo tecnológico, te tiras a lo fácil y esto es lo que se pierde, no sólo aquí, sino en cualquier tienda de barrio: socializar y ese aporte extra».
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