Bárcena firma un acuerdo con el Obispado para abrir su primera bolera pública

Bárcena de Pie de Concha dejará de ser pronto uno de los muy pocos municipios en Cantabria sin bolera pública, una carencia que se había convertido en una «obsesión» para el actual gobierno local, como reconoció el responsable de Deportes, Ramón Basurto. Explicó que el Ayuntamiento ha suscrito un convenio con el Obispado de Santander para la cesión de una finca que en su día albergó ya una bolera.

El alcalde, Agustín Mantecón, ha agradecido la «colaboración y capacidad de entendimiento» del Obispado, recordando que «desde hace tiempo se venía trabajando en la búsqueda de un lugar para poder contar con una instalación donde los vecinos pudieran practicar el deporte vernáculo, y hoy ya tenemos ese lugar disponible«.

Ramón Basurto incidió en que en breve se dispondrá del proyecto para la rehabilitación de ese terreno y a partir de ahí se recabará el apoyo del Gobierno regional. Se han pedido varios presupuestos y la semana que viene se ha fijado una cita con el vicepresidente y consejero de Deportes, Pablo Zuloaga, para hablar de una posible financiación de la que no se aparta el propio Ayuntamiento. «Todos deseamos que pronto Bárcena de Pie de Concha deje de ser el único municipio del valle sin bolera pública para sus vecinos», dijo. «Estábamos cerca de lograr un objetivo que era una necesidad a todos los niveles, incluida la de reivindicar nuestra identidad como pueblo»

Bárcena de Pie de Concha siempre había tenido boleras particulares, pero desde hace años ninguna estaba habilitada «con lo que se hacía necesario solventar esa carencia». Desde que se recuerda, nunca hubo una pública. Hubo un intento de construirla en Pie de Concha hace años pero no llegó a fraguar. Ahora, todo está a punto.

«Dicen que es porque no hay mucha afición en el pueblo, pero es normal, no hay bolera, así que no se puede jugar», apuntaba Basurto, seguro como está de que con la bolera surgirán equipos para aprovecharla. Y, en todo caso, será un lugar de recreo para los vecinos e instalación para organizar concursos de bolos. «Lo importante es que contemos con la instalación», dijo.

Terminó recordando que la iniciativa partió de la concejala Cristina Pablos Martínez, quien, ante la necesidad de una instalación pública, hizo una foto al terreno elegido, recordando que ya había albergado una bolera y era un lugar ideal para recuperarla previo acuerdo con el propietario. Un terreno que la dueña había dejado en herencia a la Iglesia. El alcalde se entrevistó con el obispo y de ahí surgió el acuerdo para la cesión temporal y prorrogable de ese espacio para construir una bolera.