Los cabezudos vuelven a estar de moda
Tradición. ·
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Tradición. ·
Muchos de los pueblos de la comarca central de Cantabria se han propuesto recuperar y potenciar una de las citas ya imprescindibles en cualquier programa festivoEn cada una de las fiestas que se celebra en la comarca central de Cantabria se hace más evidente que los cabezudos han vuelto; no hay celebración que se precie en la que no aparezcan, a veces recuperando y restaurando las viejas cabezonas, otras volviendo ... a sus orígenes para crearlas como antiguamente, reinventándose en ocasiones y, por supuesto, comprando nuevos especímenes cuando es preciso.
Cartes, Silió o Los Corrales de Buelna son ejemplos de que los cabezudos vuelven a estar de moda y no hay pasacalles que no cuente con ellos. Así lo decía, con motivo de las fiestas de la Ascensión, Cristina Hermosa, concejala de Festejos en el Ayuntamiento de Cartes. «En todas las fiestas que tenemos, pueblo por pueblo, siempre hay un pasacalles con cabezudos, no pueden faltar». Por eso, con motivo de esas fiestas de la Ascensión, el Ayuntamiento y los organizadores, la peña La Pulga, se pusieron de acuerdo para renovar material. «Llevábamos años con los mismos y estaban un poco estropeados, así que hemos hecho todos un pequeño esfuerzo y hemos conseguido unos nuevos».
El alcalde, Agustín Molleda, es uno de los defensores de esa tradición, «conservar y preservar ilusiones, sonrisas e inocencia, es, en ocasiones, todo un desafío a golpe de escoba», decía con los nuevos cabezudos ya en el Ayuntamiento. «Crece la familia de cabezudos», aseguraba.
En la localidad de Silió (Molledo), el pueblo de la recuperación de viejas tradiciones, no son ajenos a ese tirón de los cabezudos, los 'tionis', como se les conocía antiguamente. La recuperación ha sido como todo lo que se hace en Silió, investigando en sus orígenes, retrotrayéndose a los primeros años del siglo pasado, usando los materiales que entonces se emplearon y ajustándose lo más posible a los personajes que, por los felices y locos años 20, hacían correr a grandes y pequeños en las fiestas patronales de Santiago.
En su recuperación, el primer paso fue localizar los lugares en los que se sacaba la arcilla para las tejeras. «Después, tocaba devolver a estos 'muñecones' a la vida con poco más que yeso, agua, harina, cola y muchas horas de trabajo y pruebas. Hemos intentado recuperarlos partiendo de los materiales que se empleaban ya hace más de un siglo para su construcción. Sobre una figura inicial de arcilla se creaba un negativo en yeso que servía para crear otro positivo en cartón que, tras más agua, harina, cola, papel de periódico, lijado y pintado, tomaba vida de un modo casi mágico», contaba César Rodríguez, máximo exponente de los Amigos de La Vijanera.
Una técnica, reconocía, «que sigue siendo la más efectiva y que termina ofreciendo el resultado más ligero posible».
Pero en Silió no solo se ha vuelto la mirada al pasado para recrear el cabezudo, también se ha puesto el mayor de los cuidados en la elección de la ropa y de los complementos de cada uno de ellos «para ajustarse lo más posible a aquella tradición».
En Los Corrales de Buelna lo que se ha hecho es recrear los que recorrían las calles el siglo pasado repartiendo escobazos a diestro y siniestro. Y para esa tarea, nadie mejor que Cintia González Hoyos, directora de la Escuela de Arte y artífice de la restauración de los cabezudos clásicos, tras más de tres décadas perdidos en los almacenes municipales. Rubén García, presidente de la Sociedad Cultural Rebujas de San Mateo, fue el encargado de buscarlos, encontrarlos y entregarlos para su reparación.
Cintia González explicó en su momento que los viejos cabezudos tenían apolillado el aro que sujeta la figura y la aguanta sobre los hombros del portador. Hubo que sustituir esas sujeciones, a la vez que se trabajaba a fondo con la estructura en general, tras muchos años de esperar de nuevo la luz en lugares nada apropiados. «Bastante han aguantado», apuntaba la directora de Arte al hablar del papel maché sobre papel de periódico con el que estaban hechos, material muy deteriorado. Agujeros, rayones, deformaciones, fueron desapareciendo con la aplicación de pastas especiales, pinturas, barniz... Eso sí, tras pulir, lijar la superficie y volver a hacerlo una y otra vez, cada una con más cuidado.
Todos coinciden en una cuestión. A veces el problema no es recuperar los viejos cabezones sino que la dificultad estriba en encontrar personas que quieran meterse en el papel, escoba en mano.
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