
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Una losa y un dilema abierto a distintas interpretaciones -la de las administraciones públicas y la de la sociedad civil- pesa sobre el monumento ... histórico artístico de la torre y palacio de Bustamante en Quijas (Reocín). La Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) ha notificado hace meses a su dueño que tiene que derribar el azud y el canal que alimenta a dos molinos y una ferrería de origen medieval en desuso, además de demoler la central hidroeléctrica que hay en su interior y que hace «sostenible» el mantenimiento de este Bien de Interés Cultural (BIC) en condiciones «óptimas». Así lo defienden ahora varios colectivos conservacionistas y lo refrenda un informe técnico del municipio de Reocín.
Adentrarse en el solar de la torre y el palacio de Bustamante en Quijas es viajar al pasado desde el presente. Un recinto único bañado por el Saja que abarca más de 105.000 metros cuadrados de extensión y que incluye una torre del siglo XII al borde del río y un palacio montañés con capilla del XVII. Un conjunto vinculado desde hace un milenio al linaje de los Bustamante. Y es solo una parte, porque la finca cuenta con otros atractivos como la existencia de dos molinos y una ferrería del XV.
Otra de las características del solar está en una masa verde y boscosa compuesta de árboles autóctonos y un jardín con ejemplares singulares de impresionante porte, incluso alguno tan antiguo como sus moradores, antepasados de un linaje que dejó huella en la historia de los llamados Nueve Valles.
Para mantener la propiedad en óptimo estado de salud, el actual marqués de Villatorre, Ramón Bustamante, y su familia idearon un sistema para sostener el monumento en perfecto estado de salud. A la yeguada Hojamarta que posee la finca se sumó a finales del siglo pasado una central hidroeléctrica con la que el dueño obtiene un rendimiento por la producción de energía que se revierte en mantener este idílico espacio a salvo del abandono que padecen otros monumentos de su categoría a nivel estatal. Un ecosistema monumental y ambiental «sostenible» que alaban los expertos en patrimonio que han visitado la finca. «El modelo de autosuficiencia para conservar y mantener un BIC de este nivel es ejemplar», opinaba esta semana el representante de Hispania Nostra en Cantabria (también del grupo Alceda), Aurelio González de Riancho, agradeciendo a la propiedad ese mantenimiento.
Y es respecto al «ejemplar» conjunto donde está el dilema de demoler o conservar intacto que se ha generado entre administración, propiedad y colectivos conservacionistas. En 2023 la Confederación planteó un requerimiento de derribo del azud y 167 metros del canal de derivación a los molinos, además del edificio de la central (arquitectónicamente integrado en el entorno) y el desmantelamiento de escolleras, muros y la línea «soterrada» que da salida a la electricidad y que atraviesa las fincas.
Mientras la CHC reclama su desmantelamiento más pronto que tarde, los conservacionistas y la propiedad insisten en que este conjunto de Quijas está «protegido», por lo que ejecutar ese mandato sería «mutilar» para siempre siglos de historia arraigada al territorio. «El BIC de Quijas se refiere a torre, palacio, molinos, ferrería, canales y río. Es así desde hace más de 300 años», reivindican desde Hispania Nostra. Son «inseparables» y forman parte del monumento histórico artístico «porque el canal, el antiguo azud y ahora el nuevo alimentaban a los molinos y a la ferrería del XV que abastecía a la torre y al palacio. Lo uno no se entiende sin lo otro», subraya con insistencia el propietario.
La Confederación ha abierto varios expedientes al solar. En el último le imputan un aprovechamiento excesivo del caudal ecológico para nutrir a la central. Les imponen además una multa de cinco cifras que, desde la propiedad, ven «desmesurada». Opinan que es injusto porque no se les ha dado capacidad de defensa. «Nunca nos avisaron de nada antes de multar para poder prevenir o corregir la situación y nuestra central no marcó de manera automática ese exceso al que alude la Confederación», afirman. Un asunto este último que está ya en manos de la justicia y del que no se dan demasiados detalles desde la CHC por esa misma razón.
Así, el organismo estatal se ampara en esa «judicialización» del conflicto para no responder a preguntas esenciales como la de por qué han de derribarse todas estas infraestructuras si -en base a lo que dice la familia Bustamante- ningún técnico o ingeniero cualificado de este organismo ha pisado «nunca» la finca y visto in situ como se mantiene en armonía dentro de todo el conjunto monumental. A esto último, a lo de si se han personado los técnicos en el solar -que está «abierto al público» en su exterior y jardines al ser un BIC-, la administración estatal insiste en un solo argumento que no da respuesta directa: «Es un asunto que está judicializado».
Respecto al requerimiento de demolición de esos elementos para, entre otros temas, cumplir con las políticas de renaturalizar el río, también se ha pronunciado el departamento técnico del Ayuntamiento de Reocín. Este último ha emitido un informe remitido a la CHC en el que -aunque no entra a valorar las razones del organismo para justificar la demolición- sí que se pronuncia sobre la relación del monumento con su entorno, inclinándose a favor de no destruir. «El conjunto de la infraestructura se encuentra perfectamente imbricado en el medio, en atención a los estándares y normas de aplicación directa, formando parte de la unidad paisajística que constituye la finca y armonizando en especial sintonía con el curso fluvial del Saja y el BIC», concluyen al respecto.
Una petición de indulto frente a la piqueta y al criterio que impone la CHC en cuanto a estas infraestructuras auxiliares (canal, azud, escolleras...) y una salvación que también reclama la Asociación para la Protección de la Arquitectura Tradicional (Tajamar), entidad que además pertenece a la Asociación para la Conservación y Estudio de los Molinos (ACEM). Al respecto, el presidente de Tajamar, Luis Azurmendi , emitía un comunicado en defensa de todo el conjunto monumental tras una visita al solar. En opinión del colectivo, el fin de «renaturalizar» el carácter del río Saja con el derribo del azud «supondría la aniquilación del carácter hidráulico, cultural y medioambiental del conjunto. Se mutilaría una parte importante del territorio y supondría una pérdida de identidad que la actividad humana forjó allí durante siglos y que ha de conservarse para futuras generaciones», opinan.
Hay otro dato. El de la inundabilidad del terreno. En 1941 una riada se llevó uno de los dos molinos, que fue reconstruido piedra a piedra. En 2019, con otra avenida, el agua entró de lleno en la torre y el palacio. Subió dos metros y medio. Si se retiran las escolleras y defensas del monumento, la propiedad está convencida de que la crecida podría acabar con todo. Pero Confederación se enroca también en esto: el tema «está judicializado», repiten. «La CHC solo defiende su competencia sobre el dominio público hidráulico», zanjan.
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