Los Corrales mejora su velódromo, el único de Cantabria, para ampliar las horas de entreno

Una pista con 500 metros de cuerda y un peralte del 25% que la hace apta para profesionales, escuelas y aficionados. «Ahora podemos aprovechar la instalación en las horas con menos luz, a última hora de la tarde, con lo que facilitamos el uso por parte de las escuelas de ciclismo, que son muchas y nutridas en el municipio y la comarca», dijo. «Desde hace tiempo nos demandaban poder entrenar a partir de las seis de la tarde en unas instalaciones que tenían que dar servicio a esas escuelas y eso es lo que hemos hecho, tenía la oportunidad de hacerlo ya y se ha puesto en marcha el proyecto para alegría de todos».

El alumbrado estará encendido hasta las 11 de la noche y se encenderá en la tarde del día siguiente con el alumbrado público.

No ha sido la única mejora en esas instalaciones, también se ha adecentado y pintado el exterior del edificio y se están haciendo reparaciones en la pista, donde aún resta por marcar las líneas y «algún detalle en el que continuamos trabajando, lo mismo que hacemos con el resto de infraestructuras repartidas por todo el municipio». Conde apuntó que «cuesta mucho mantenerlas porque son muchas, pero lo realmente importante es que se utilicen y se haga con todas las garantías posibles».

Sobre el interior del velódromo, afirmó que la intención es sacar más provecho a un terreno que ya se utiliza puntualmente para pruebas de mountain bike o ciclo cros, por lo que se está estudiando dar forma a un pequeño circuito interior de entrenamiento.

Ese velódromo es único por muchas cuestiones, como el hecho de que no es fácil que haya ninguno en España atravesado por un pequeño arroyo. En su cauce se han plantado los árboles que se retiraron para construir la bolera cubierta, recordó Javier Conde, que habló de una instalación modélica que «tenemos que aprovechar», un guiño a la Federación Cántabra de Ciclismo para potenciar el uso de ese velódromo, «especialmente para el deporte base».

El 26 de junio del año 2000 se inauguró una instalación que lleva el nombre del mayor representante internacional del mundo del ciclismo en la comarca, José Antonio González Linares. No sin ciertos retrasos y problemas en las obras se pudo terminar con una inversión de 360.000 euros, a la que en apenas dos años se tuvieron que añadir otros 48.000 para afrontar algunos retoques necesarios.

Desde entonces no se ha dado el relieve que merece esa pista. El único critérium importante tuvo lugar aquel lunes 26 de junio. El Club Ciclista Besaya organizó una jornada deportiva que abrían decenas de integrantes de las escuelas de ciclismo de toda Cantabria. Entre las pruebas destinadas a los más jóvenes los sub-23 disputaban una carrera que ganaba el hijo de un gran ciclista que llevó su mismo nombre, Alberto Fernández. Entre los ciclistas profesionales corrieron los dos campeones del mundo cántabros, Oscar Freire e Iván Gutiérrez, José María Jiménez, Coque Uría, Chechu Rubiera, Santi Blanco junto a corredores cántabros como Isaac Suárez, De la Maza o Nozal. El dato que ha pasado a la historia fue ese primer (y último hasta el momento) critérium disputado en la pista de San Mateo, en honor, también, a José Antonio González Linares. Fue ganado por Oscar Freire seguido de Santi Blanco y Chechu Rubiera. La prueba de puntuación para profesionales fue para Iván Gutiérrez, llegando en segunda posición Oscar Freire. La prueba de eliminación fue para José María Jiménez también seguido por Oscar Freire, ya bajo una lluvia que en ningún momento deslució una tarde para recordar en el ciclismo cántabro y nacional.