Los Corrales presume de su historia en el renovado museo de la industria regional

El alcalde, Luis Ignacio Argumosa, y la concejala de Educación, Cultura y Ciudadanía, María Ángeles Lombilla, han visitado esta semana el edificio que da albergue a ese museo, el palacio Quintana, una casa solariega reedificada piedra a piedra por la Escuela Taller de la localidad hace años, salvada de las máquinas que construyeron la Autovía de la Meseta. En su visita han comprobado, junto a Rafael Alonso, director comercial de Nexo Comunicación, responsable de la reforma, las novedades aplicadas a ese museo.

Desde el Ayuntamiento se han adoptado tres líneas de promoción ya prácticamente acabadas. La primera, habilitar una sala propia para la evolución de la industrialización en Los Corrales de Buelna, desde la construcción del Camino Real hasta la actualidad. Una sala que, además de un cronograma sobre los hitos principales de esa historia, incluye un vídeo explicativo con imágenes no menos históricas, como avanza el alcalde: «Echábamos en falta un espacio para Los Corrales, acabar el recorrido con la historia de nuestra industria desde sus orígenes, poder sentarse en la sala y disfrutar de un trabajo magnífico que plasma esa evolución». Todo, añade, «especialmente en este año de conmemoración de los 150 años de Quijano, lo que fue su inicio, su crecimiento en el pueblo, nuestra revolución industrial y la actualidad, algo que habrá que conmemorar como se merece», afirma.

También se han abierto otras vías, como la inclusión de códigos QR para las personas con dificultades de audición. Escaneando esos códigos se abren vídeos explicativos en lenguaje de signos, explica Lombilla. «Nuestra intención era y es adoptar un modelo moderno de cómo deben ser los museos, con un marcado carácter audiovisual». Reconoce que tiene en mente más ideas, como la de ampliar el material que se expone en distintos apartados, especialmente el relativo a la automoción.

Por último, adelanta que se quiere cerrar en breve un acuerdo con la Escuela de Minas para exposiciones puntuales en la planta baja del museo, un espacio ya habilitado que espera estrenarse «pronto».

En marzo de 2015 se abrió en el reconstruido palacio Quintana un museo que aglutina maquinaria, material industrial, paneles, maquetas, audiovisuales y una información extensa sobre la historia, hitos y líderes de la industrialización de Cantabria, un centro de interpretación con un marcado carácter didáctico y reclamo para cualquier persona que quiera saber cómo se transformó la región de la mano de visionarios como José María Quijano, uno de sus principales protagonistas del centro.

Pero ese museo no ha tenido la repercusión que en su día se planteó. La falta de guías permanentes para abrir con asiduidad el edificio es una de las razones, junto a la falta de elementos dinamizadores que ahora se quieren implantar. Se puede visitar, pero hay que pedir cita en la Oficina Municipal de Turismo de Los Corrales de Buelna, con lo que las personas que se acercan sin haber oficializado su visita se quedan sin ver el museo.

Su principal protagonista es José María Quijano Fernández Hontoria, el hombre que encabezó a finales del siglo XIX toda una revolución industrial en Cantabria gracias a su espíritu innovador y las nuevas ideas traídas por el abogado torrelaveguense de la Exposición Universal de París, en 1873. Ese mismo año puso los ojos en Los Corrales, en unos terrenos de la familia, para la primera empresa de producción de puntas. Así nació Forjas de Buelna, hoy Trefilerías Quijano, una factoría que llegó a tener más de 3.000 empleados en Los Corrales. Unos años más tarde, en 1899, puso en marcha un alto horno en Santander, Nueva Montaña, hoy Global Steel Wire. Iniciativas industriales que le convirtieron en el padre de la siderurgia en Cantabria y uno de los líderes del sector a nivel internacional a lo largo del siglo XX.

La formación constante del personal o la llegada adelantada del alumbrado público e incluso del teléfono y el uso de la energía hidráulica, aún utilizada en Los Corrales de Buelna, fueron algunas de sus apuestas por revolucionar la industria cántabra.