Los Corrales restaura la plaza San Miguel para recuperar un entorno histórico

El alcalde, Luis Ignacio Argumosa, y el concejal de Obras y Urbanismo, Julio Arranz, han visitado las obras, ya muy avanzadas. Ambos explicaron que ese proyecto era una vieja demanda de los vecinos, porque la situación de la plaza era «deplorable».

Detallaron que lo que se ha hecho es mejorar especialmente la zona adoquinada que sufría más el paso diario de vehículos, sustituyendo ese suelo por hormigón impreso. Adoquines descatalogados que se han aprovechado, los que estaban en buen estado, para reponer tramos levantados o con baldosas rotas en otras zonas de la plaza.

Además, como añadido al proyecto, se arreglará también el acceso al aparcamiento del antiguo Lavadero de la Aldea, extendiendo hormigón impreso, con lo que esa entrada estará cerrada durante dos días, martes y miércoles. «Un añadido al proyecto inicial que los vecinos agradecerán».

Cuando se haya terminado la restauración del suelo de esa plaza vendrá la segunda fase y para ello, Argumosa y Arranz tienen claro que habrá que consultar a los vecinos. Saber si prefieren que los coches sigan atravesando esa plaza en muchos de sus tramos, si se continuará aparcando en ella, u optan por una plaza peatonal para disfrute de todos. Una decisión que determinará cómo afrontar el resto de la recuperación de la plaza, cómo actuar para mantener la zona en buenas condiciones durante mucho tiempo.

No es fácil contentar a todos en 1.800 metros cuadrados sin forma geométrica definida, con un significativo tráfico rodado por una carretera que la cruza en diagonal y numerosos accesos a parcelas privadas o a ámbitos públicos, como la superficie resultante de la demolición del antiguo lavadero, convertida en aparcamiento. En 2009 se construyó la rotonda central, adoquinada, para disminuir la velocidad del tráfico y mejorar su fluidez, pero no se corrigieron los problemas del resto del área. De la antigua plaza se mantiene, en su zona norte, la ermita de San Miguel, que da nombre al lugar.

Es la tercera vez en apenas una década que se tiene que actuar en esa plaza. La primera reforma seria se acometió en 2009. La empresa Emilio Bolado, con un presupuesto de 162.000 euros con cargo entonces al Fondo Estatal de Inversión Local, acometió una obra que, sin ser faraónica, no dejaba de ser complicada, al pretender transformar una zona pública asfaltada uniformemente, sin ordenación de ningún tipo, en un área urbanizada de tráfico mixto, capaz de servir simultáneamente de paseo, estancia y aparcamiento «temporal» de vehículos. El objetivo de aquella primera reforma era devolver al lugar la importancia perdida hacía pocos años, cuando se dejaron de organizar las fiestas de San Miguel o el mercado semanal dejó de organizarse en aquel entorno.

Pero en 2013 el Ayuntamiento tuvo que volver a actuar en la plaza de San Miguel, ante el deterioro de las baldosas que cubrían la restaurada e histórica plaza. El concejal entonces de Obras e Infraestructuras, Serviliano González, hablaba de las «condiciones penosas de baldosas que se levantan constantemente». González había acordado con la empresa adjudicataria de la anterior obra acometer una reforma general a finales de 2011 y así se hizo, a coste de la propia empresa. Pero los resultados seguían siendo los mismos y las baldosas continuaron levantándose.