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La situación de la zona de esparcimiento del barrio de San Andrés, en Los Corrales de Buelna, ha vuelto a la palestra cuando se cumplen 25 años del primer intento de mejorar un amplio espacio de esparcimiento junto al río Besaya. Tras muchos intentos a lo largo de todo este siglo de reflotar esa zona y dotarla de nuevos servicios e instalaciones, en el Ayuntamiento han reconocido que en el próximo proyecto va a primer la funcionalidad, sabiendo que, uno tras otro, los planes puestos en marcha hasta ahora han sido objetivo principal de personas que han hecho de ese lugar su diana vandálica.
Hasta tal punto que en una de las últimas sesiones plenarias que celebró la Corporación, la concejala de IU, Elsa Salas, planteó su preocupación por el «aparente abandono de esas instalaciones» y su situación «incluso peligrosa» para la seguridad de cuantos pasan por ella. La concejala invitó al equipo de gobierno municipal a plantear una inversión que reconduzca esa situación.
Lo cierto es que el propio alcalde, Julio Arranz Ochoa, ya había hablado de ese tema con la anterior consejera de Educación, Cultura y Deporte, Eva Guillermina Fernández, ahora directora general de Cultura. La intención es dar funcionalidad a esa zona, mejorar la pista polideportiva y reforzar el área de barbacoas y bancos, especialmente.
El concejal de Servicios Municipales y Medio Ambiente, Javier Conde, es de la misma opinión. Ambos recordaron que no hace mucho se hizo una inversión para remozar las instalaciones «y a los cuatro días todo estaba roto», dijo Conde. Anunció que de cara a 2025 se hará otra inversión «en algo que se pueda mantener en el tiempo, buscamos algo lúdico, estable y sin grandes pretensiones, porque si no, sucederá como hasta ahora, todo lo que se haga quedará en nada».
La pista polideportiva y el parque junto al río de San Andrés siempre fueron muy frecuentados, con lo que en 2020 la entonces alcaldesa, Mercedes Toribio, planteó un proyecto de construcción de una piscina de dimensiones medias entre la cancha y el parque. Fue dicho y hecho. El 21 de septiembre de aquel año la empresa adjudicataria, Depuram, iniciaba las obras de un vaso de 20 metros de longitud y 10 metros de anchura, además de las correspondientes instalaciones de vestuarios, almacén, acometida, filtración, depuración y desagües y la mejora de la zona verde, con plantación de arbolado de ribera.
Era la joya de todo el sur del municipio. La coqueta piscina abrió por primera vez sus puertas en el verano de 2001 y se cerraba definitivamente tras el verano de 2012, una última temporada que ni siquiera se pudo cumplir por los reiterados ataques vandálicos. En 2013, tras nuevos destrozos, se comprobó que era inútil reabrirla. Año tras año quedaron inservibles el sistema eléctrico, el de depuración del agua, los vestuarios, la cabina, etc. Ni siquiera los servicios públicos eran recuperables, ya que se había arrancado el alicatado, las tuberías, los muebles y destrozado las paredes.
En 2012 ya el concejal de Obras y Servicios, Serviliano González, reconocía que iba a ser «más que difícil» reabrir la piscina al público, explicando que la repetición de daños en esa instalación «supone un coste muy elevado para las arcas municipales, una sangría con la que hay que terminar». Reconoció entonces que «me duele ceder a los vándalos, pero no hay dinero ni seguridad suficiente para poner la piscina a punto todos los años, incluso varias veces a lo largo de una misma temporada».
Pero en el Ayuntamiento nunca han desistido del todo en su intento de reflotar la zona y en 2014 se presentó un proyecto para remodelar de nuevo el parque natural y la zona de ocio. Como nota destacada el proyecto pasaba por la reconversión de la piscina pública en una pista de skate board, tratando de evitar los continuos actos vandálicos que destrozaron las anteriores instalaciones. En un primer momento se había pensado en cubrir el vaso con tierra y hacer un pequeño jardín, pero ante las muchas peticiones de jóvenes coincidentes en la necesidad de una pista para monopatines, el Ayuntamiento se decidió por esa posibilidad. Una pista para monopatines que prometía ser la solución, pero que se hundió muy pronto.
Al poco de abrir la instalación fue prácticamente abandonada al quedar inundado el fondo por la obstrucción de los desagües de lo que fue una piscina. Se recuperó de nuevo por personal municipal pero ya había sido desahuciada por los aficionados que pidieron otro lugar más accesible y con mejores condiciones para la práctica de su deporte favorito, ahora en el estadio municipal de Deportes.
Esta vez no hay buque insignia para la recuperación, simplemente abrir en las mejores condiciones posibles esa área, sin más, eliminando cualquier vestigio que suponga peligrosidad para los usuarios o diana para los vándalos.
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