La Crotu entierra el proyecto del centro de interpretación del burro en Punta Ballota

El objetivo de los promotores, tal y como señalaron en aquel momento, era crear un «auténtico homenaje» a este animal con un recorrido expositivo completo por su historia y su relación con el hombre. El problema que veían la Junta Vecinal de Tagle -con el respaldo de los vecinos-, el Ayuntamiento de Suances y distintos colectivos culturales y ecologistas que en este tiempo han mostrado su oposición era su ubicación en Punta Ballota, un paraje que, al contrario que otras muchas zonas de la costa cántabra, hasta ahora se ha librado del avance del ladrillo y se mantiene libre de edificaciones.

El impacto paisajístico que el edificio causaría en los acantilados es uno de los asuntos que más se repite en las alegaciones contrarias al centro de interpretación que se han tenido en cuenta antes de resolver el expediente. En cualquier caso, lo que más ha pesado en la decisión de los integrantes de la Crotu, lo que ha decantado la balanza, han sido los aspectos legales y su encaje urbanístico. Los integrantes de la Comisión Regional de Urbanismo constatan que la parcela en cuestión se encuentra en una zona de servidumbre de protección de dominio público marítimo-terrestre y en un suelo calificado como «no urbanizable» dentro del Plan General de Suances. Aunque el Plan de Ordenación del Litoral (POL) establece que en este tipo de espacios se pueden realizar edificaciones en determinadas circunstancias «con carácter excepcional» siempre que la actuación no transforme la naturaleza y no cause perjuicios paisajísticos, los expertos consideran que el centro de interpretación del burro no tiene encaje. Y lo sustentan en que la norma dice que las instalaciones que potencialmente se pueden construir son las necesarias para las «explotaciones agrícolas, ganaderas, forestales o análogas».

Mientras que la empresa Muntjack defendía que su proyecto encajaba con esa excepción, la Crotu dice todo lo contrario. Que «la explotación propuesta no es una explotación agropecuaria» y que tanto el uso como la intervención transformarían la naturaleza y la vocación del suelo». Esto tiene mucho que ver con el informe desfavorable que también envió el Ayuntamiento de Suances, en el que el funcionario municipal ponía de manifiesto las dudas sobre la distribución del inmueble. Porque mientras que el espacio de mantenimiento y cría de los animales ocupaba en el proyecto 89 metros cuadrados, el espacio para centro cultural y vivienda sumaba cuatro veces más. De hecho, muchos vecinos en Tagle sospechaban de que la intención final de los impulsores era construir una vivienda y que el centro de interpretación del burro era solo una excusa para lograr el permiso.

Aunque este es el fin del proyecto -al menos por la vía administrativa y salvo que la empresa madrileña lleve el asunto a los tribunales-, la iniciativa tenía pocos visos de salir adelante desde el pasado mes de septiembre, cuando el consejero de Fomento, Roberto Media, informó de que también su departamento había emitido un informe desfavorable. Un informe no vinculante, pero sí relevante porque ya avanzaba el nulo encaje legal. Por ahí han ido también las alegaciones de Cantabristas, Ecologistas en Acción o la Asociación Cultural Santecilla, que a todo lo anterior sumaban otros argumentos. Por ejemplo, las condiciones meteorológicas adversas de la zona, incompatibles con el cuidado de los animales, o la existencia en la zona de posibles yacimientos arqueológicos de alto valor.