Defensa «innegociable» del Camino Real

En el Ayuntamiento de Cartes están preocupados por el estado de conservación de algunas de las casonas solariegas que dan marco a una de sus principales joyas patrimoniales, el Camino Real. No tienen la más mínima duda sobre la necesidad de preservar, más si cabe en estos tiempos, un legado histórico de primer orden y uno de los recursos turísticos más importante del municipio, un entorno arquitectónico medieval que aún se puede contemplar sin apenas cambios estructurales, algo que llama especialmente la atención a los miles de visitantes que cada año pisan su suelo empedrado.

Esa permanencia en el tiempo bien se debe al Plan Especial de Protección y Catálogo del Conjunto Histórico Artístico de Cartes, un documento con más de dos décadas de vigencia que, como el Camino Real, apenas ha sufrido cambios.

La cuestión ahora se centra en cómo mantener el conjunto cuando hay casonas si no abandonadas, sí en muy mal estado, aquejadas de males estructurales motivados por la falta de mantenimiento. Algunas incluso ya están en la estrecha frontera entre poder recuperarse o caerse, como ya ha pasado con una pequeña vivienda junto a los Torreones. Otras apenas sobreviven.

Algunas quejas por ese mal estado se convierten en reclamaciones ante el Ayuntamiento, una administración «preocupada, porque tenemos la obligación de preocuparnos, porque el Camino Real, más allá de ser el corazón y alma de Cartes, es un conjunto histórico que tenemos la obligación de preservar», explica el alcalde, Agustín Molleda.

En ese ámbito de defensa del patrimonio, desde el gobierno local «tenemos que requerir a todos aquellos que tienen propiedades a que asuman su responsabilidad, porque quien tiene propiedades tiene obligaciones y no es negociable el estado de seguridad y salubridad de algunas edificaciones». Algo que ha llevado en más de una y dos ocasiones al Ayuntamiento a abrir expedientes para velar por algunas edificaciones.

Todo, como señaló Molleda, «dentro de un marco jurídico que obliga a mantener y preservar el conjunto histórico de Cartes, de Riocorvo o Santa María de Yermo, y no es opcional: quien tiene una propiedad así tiene, como la administración, obligaciones que están para cumplirlas».

Incidió en que «la situación es clara y no hay mucho más que explicar, porque todo el mundo sabe cómo se tiene que hacer una restauración en un área protegida como ésta, los materiales que se pueden utilizar». De hecho, en 2012 la Corporación aprobó la modificación puntual de los planes especiales de protección de los conjuntos históricos de Cartes y de Riocorvo, estableciendo, entre otras cuestiones, las normas a tener en cuenta para cambios en viviendas y fachadas. Son las pautas para saber de antemano qué materiales se podrán utilizar en la reparación de casas, fachadas, galerías o ventanas, añadiendo el necesario respeto por los balcones como tal y la imposibilidad de cerrarlos. Una limitación que también se extiende a las fachadas como tal del casco principal, y que queda más abierta, aunque limitada, a las viviendas del perímetro de ese centro histórico. En todo caso, las rehabilitaciones tendrán que someterse a la estructura originaria, empleando materiales nobles como piedra y madera.

El regidor cartiego reconoció sentirse más «cómodo» sabiendo que no es el Ayuntamiento el que toma la decisión final, «por suerte tiene que pasar por Patrimonio y Cultura, que son los departamentos que garantizan que se realicen las actuaciones dentro de ese marco jurídico».

De cualquier forma, también es verdad que, como apuntó Molleda, «quizá, dentro del apartado de nuevas oportunidades, haya que matizar algunas cuestiones en cuanto a utilidad en mejoras y diseños en el interior de los edificios». Por lo demás, afirmó que «la joya ya la tenemos y tenemos que mantenerla, cuidarla y potenciarla, pero que no venga nadie a poner en tela de juicio la calidad y belleza del nuestro conjunto histórico».

Cartes, como la vecina localidad de Riocorvo, son dos ejemplos de asentamiento medieval organizado linealmente y sin rupturas en torno al antiguo Camino Real que comunicaba Cantabria con Castilla. Integran una gran variedad de estilos arquitectónicos de los siglos XV al XVIII, con una variada muestra de palacios y casonas. Es una de las más típicas estampas de arquitectura civil de toda la región que incluye, además, los Torreones, de corte militar.

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