Detenido uno de los dos presuntos autores de múltiples robos en comercios de Reocín

La Guardia Civil ha detenido este lunes al que creen que es el principal autor o cabecilla de los múltiples robos que afectaron –especialmente en el mes de septiembre– a comercios y locales hosteleros de la localidad de Puente San Miguel y alrededores (Reocín). Aunque de momento no han trascendido más detalles de la operación llevada a cabo por la benemérita, los comerciantes del municipio dicen estar ya «más tranquilos», tras conocer la noticia. No obstante, alguno de los afectados por los robos con daños materiales en sus negocios continúan pidiendo «más prevención» para que lo que pasó no vuelva a suceder de nuevo.

La investigación y el seguimiento realizado por la Guardia Civil de Torrelavega ha dado sus frutos mes y medio después de la oleada de robos que sufrió la capital de Reocín y otras zonas aledañas el pasado mes de septiembre.

Tras las pesquisas realizadas sobre el terreno y las labores de seguimiento del caso, los agentes de Torrelavega han logrado dar con el que consideran el cabecilla de los atracos perpetrados en la zona, en la que al menos se sabe que intervinieron dos individuos. De momento, se desconoce la identidad del detenido, aunque si ha trascendido que se trata de un varón con domicilio en uno de los municipios aledaños a Reocín.

Una de las comerciantes que sufrió varios robos en su establecimiento de peluquería, Rosario Gutiérrez, reconocía ayer que le aliviaba la noticia de la detención de este hombre, pero pedía más vigilancia y medidas de prevención en la zona. Y es que, de los tres intentos de robo que sufrió Gutiérrez en su peluquería de Puente San Miguel, el último no se llegó a perpetrar porque un vecino ahuyentó a los dos delincuentes, cuando les pilló en plena faena. Sin embargo, en las otras dos ocasiones, los cacos habían conseguido llevarse distintos productos con los que la peluquera trabaja, en detrimento de otros objetos que vende, como planchas de pelo de alta gama, que dejaron en su sitio. También faltó el dinero de la lotería de una asociación y el cambio que tenía en la caja.

Los comerciantes que padecieron los robos esos días no solo lamentaron la falta de los objetos sustraídos o el dinero sisado, sino más bien sufrían por los numerosos daños que causaban los ladrones en sus incursiones nocturnas a sus negocios.

A parte del botín, los individuos dejaban a su paso un reguero de cerraduras rotas, puertas forzadas o ventanas desencajadas que había que reponer cuando entraban. Uno de los hosteleros de la zona, harto de las entradas, llegó a instalar cámaras en su establecimiento para disuadir a los ladrones reincidentes.

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