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Echarse al monte por un duende

Echarse al monte por un duende

Mitología ·

Un vecino de San Felices talla un personaje que se ha convertido en la atracción de centenares de senderistas que lo intentan encontrar en el monte Tejas

Nacho Cavia

Los Corrales de Buelna

Lunes, 11 de enero 2021, 07:14

Entre todas las maravillas que muestra el monte Tejas destaca en los últimos tiempos un duende que ha multiplicado las visitas a ese paraje natural de San Felices de Buelna, una talla que se ha convertido en la pieza más codiciada para centenares de senderistas y, sin duda, la más fotografiada.

Este verano Emeterio Lombilla Portilla, 'Terio', como le conocen sus vecinos, pidió los permisos necesarios para tallar un tronco muerto que le había llamado la atención desde el primer día que le vio en sus muchos paseos por las montañas del valle. Con una destreza que llama la atención dio forma a ese tronco hasta que se convirtió en un duende a escala humana sentado sobre el tocón del viejo árbol.

A partir de ahí pidió ayuda a sus pequeños nietos. Había que pintar como es debido al nuevo cuidador del bosque y abuelo y nietos se pusieron manos a la obra. Así quedó la cosa hasta que los senderistas empezaron a encontrarse con el duende y fotografiarse con él. A 'Terio', al principio, le daba un poco de reparo, porque le preocupaba que alguien no tratara la obra con respeto. Pero ha sido al contrario. Todo es admiración por la talla.

Nadie desvela su paradero, así que la aventura comienza desde el valle: a la búsqueda del duende. Luego hay que demostrar que se ha encontrado y ahí viene la foto. Las redes sociales hicieron y hacen el resto para convertir esa búsqueda en una actividad que está movilizando a buena parte del pueblo y visitantes. Así de claro lo tienen en el Ayuntamiento, desde donde han pedido a 'Terio' que vaya pensando en tallar más personajes de la mitología en troncos muertos del monte Tejas. El alcalde, José Antonio González Linares, tiene claro que puede convertirse en un aliciente más para visitar el municipio.

Ha sido dicho y hecho. Ya puebla el monte Tejas otro personaje de mitología: una guajona a encontrar y cuidar.

Sanfeliceño muy querido, Emeterio Lombilla Portilla nació en 1954 en el pueblo de Jain y ahora vive en Tarriba, donde se rodea de buena parte de su obra en madera, para asombro de cuantos visitan su casa, jardín y, especialmente, su desván.

«Me gusta mucho el tema de las tradiciones cántabras y siempre había tenido en la cabeza, cada vez que pasaba por el monte, lo bonito que sería tener alguna imagen de nuestra mitología, algo que daría realce a la ruta del Tejas». Así las cosas, el año pasado el viento había partido un árbol por la mitad y 'Terio' vio en aquel tronco muchas posibilidades. «Me dí cuenta de que la mitad que pegaba con el suelo podía ser el inicio de mi sueño. De ahí partió la idea. Con la motosierra empecé y ha sido un 'boom' en tan poco tiempo que me ha sorprendido también a mí mismo».

Con la motosierra dio forma al duende y luego remato el trabajo con gubias, «pero cuatro detalles, porque la figura ya estaba hecha». El resto, pinturas y nietos, una muy buena combinación para un abuelo que pasó «muy buenos ratos con ellos».

«Hace unos años me adentré en la talla de madera. Iba a ver exposiciones porque me encantaban y un día, en el garaje, se me ocurrió empezar. Vi que no estaba desproporcionada la obra y, desde entonces, no he parado», cuenta. Aprovecha cualquier cosa de madera para dar forma a lo que se le ocurre y el resultado siempre termina llamando la atención. «Me encanta -asegura- y me lo paso divinamente».

«No sé cómo surgió lo de buscar el duende y hacerse las fotos, estoy muy sorprendido porque eso de internet no es lo mío. Así que cada vez que me lo dicen me pregunto qué ha pasado aquí». En realidad había pensado que tendría éxito, pero no con la primera figura. «Pensé que cuando hubiera más podría llamar la atención, pero así, de primeras, no. Ahora resulta que vienen de todos los pueblos a buscar el duende».

Lo de dar forma a una ruta de la mitología sigue en su cabeza. «Hay un haya gigante que se ha secado y tengo intención de decirle al guarda si hay posibilidad de hacer algo con ese árbol, siempre con los permisos necesarios». Y ya tiene terminada una guajona a la orilla de la ruta del Tejas, en una finca que es de su propiedad. «En ese haya me gustaría poder hacer unas brujas, que es lo que yo veo en ese árbol inmenso. Se podría hacer una pareja de brujas con un búho o algo así. Veo en los árboles figuras, me divierto así también».

En el desván de su casa tiene muchas de las piezas que ha ido haciendo. «Soy un aprendiz y aún me queda mucho que mejorar», dice. Un desván que parece un paraje idílico, lleno de personajes de la mitología universal, rodeados de naturaleza y arte en madera.

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