San Felices avanza en la reconversión de la Casa del Secretario en un nuevo auditorio

Lo cierto es que las obras realizadas hasta ahora han dejado en evidencia la urgencia de la rehabilitación de un edificio que requiere reforzar la estructura principal. Pero también han permitido ver las muchas posibilidades de un edificio con tres plantas muy aprovechables.

A comienzos de legislatura se diseñó un plan de actuación por fases que arrancaba con una subvención de 60.000 euros concedida por la Consejería de Obras Públicas dentro de una línea de ayudas destinadas a la rehabilitación de edificios públicos. Se aprovechó para reformar todo el tejado, se cambiaron puertas y ventanas y se saneó la fachada «evitando la mala imagen que daba hasta ahora en un entorno muy cuidado», como explicaba esta semana el alcalde, José Antonio González Linares.

Él mismo confirmó que la intención es continuar a lo largo de la próxima legislatura con esa reconstrucción, aprovechando las ayudas que puedan venir del Gobierno regional y los fondos propios del Ayuntamiento. Un proyecto que tiene como uno de sus principales alicientes abrir en esa gran casona el primer auditorio de San Felices de Buelna, además de salas de conferencias y locales para el «rico» entramado asociativo del municipio.

La intención es recuperar para uso público una casona con 190 metros cuadrados por planta y habilitar una sala con escenario y asientos con una ligera pendiente para poder disfrutar de cualquier espectáculo. El alcalde recordó que ese edificio se puso en venta en dos ocasiones «porque el Ayuntamiento tiene muchas propiedades y es complicado mantener todo en buenas condiciones, pero son tiempos difíciles y no ha podido ser, así que afrontamos la reforma de la casa».

La propiedad del inmueble le llegó al Ayuntamiento a finales del siglo XIX, como pago por las deudas que uno de sus primeros propietarios acumuló tras la puesta en marcha de negocios que no fructificaron. La falta de pago al Ayuntamiento hizo que éste se quedara en un primer momento con un tercio del edificio, pero la mala suerte del empresario no se quedó ahí, y nuevos tropiezos económicos hicieron que perdiera sus derechos sobre un inmueble que terminó completamente en manos del municipio. A mediados del siglo XX acogió una central telefónica y después fue la vivienda del secretario municipal.