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Vecina de Los Corrales, Clara Ortega se ha convertido en la primera mujer en presidir la Asociación Nacional de Médicos Forenses, una institución con cerca de un siglo de historia que reúne a médicos de todo el país. Nacida en Palencia, desde hace años vive ... en Cantabria, donde preside también el colectivo de forenses, una quincena de profesionales que realiza un trabajo que no se corresponde muchas veces con lo que se puede ver en las series televisivas.
–Enhorabuena por su cargo.
–Gracias, la verdad es que lo asumo con muchísima ilusión y responsabilidad. La anterior directiva me animó y no lo dudé porque, como en el resto de colectivos, el relevo siempre es complicado. Pero lo cierto es que me apetecía dirigir una asociación nacida en 1935, con mucho peso histórico y profesional.
–¿Es cómo en las elecciones, hay que presentar un programa?
–No tanto, no. Pero sí que tenemos un plan de acción, empezando por retomar todo lo que ha paralizado la pandemia y nuestra intención es hacerlo ya, en marzo, con nuevos encuentros y jornadas especializadas. Por lo demás, queremos potenciar la afiliación, la integración y el compromiso, sobre todo entre las jóvenes promociones.
–La primera mujer presidenta.
–Sí, otro motivo de ilusión y responsabilidad. En los últimos años ha crecido notablemente el número de mujeres forenses y se nota especialmente en las nuevas generaciones que vienen, con más presencia femenina.
–También preside la asociación cántabra.
–Sí, desde hace unos ocho años, y mire que he intentado dar el relevo, pero no hay manera. Soy muy de asociaciones, porque la gente que tiene los mismos intereses es bueno que se relacione. Estoy convencida de que estar unidos favorece el crecimiento de nuestra profesión y permite explicar mejor a la sociedad lo que realmente hacemos.
–¿Y qué es lo que hacen?
–La asociación es como el resto de colegios profesionales, un colectivo que suma intereses afines para defenderlos mejor ante cualquier organismo. En nuestro caso ponemos énfasis en la formación específica.
–¿Cómo se llega a ser forense?
–Somos funcionarios que dependemos del Ministerio de Justicia y accedemos por oposición tras cursar medicina.
–¿Y lo que hacen se parece a lo que vemos, sobre todo, en las series norteamericanas?
–(Se ríe) Hay cosas que sí y hay cosas que para nada. Pero tiene una parte buena, y es que la imagen del forense ha cambiado a mejor, y eso ya es un paso. De todas formas, la medicina forense en España es muy diferente a la de EEUU. Allí solo hay patólogos y eso es una pequeña parte de lo que aquí hacemos. Somos mucho más que las personas que hacemos las autopsias.
–Perdóneme, pero usted dice que es forense y uno se la imagina entre cadáveres todo el día.
–Si dices que eres forense te identifican con las autopsias, pero en mi caso, salvo ocasiones excepcionales, no hago muchas autopsias. Las hace el servicio de patología. Las puedo hacer los días que me toca guardia pero, si no, es un trabajo más de clínica, de redactar informes, de informar a jueces, fiscales, jurados.
–Es decir, que es más de serie de abogados.
–Lo que tenemos que hacer es explicar a jueces o fiscales temas concretos de nuestra área. Qué es lo que le ha pasado a la persona que ha sufrido una agresión, si son lesiones graves o no, si pueden tener secuelas psicológicas. Todo, para evaluar la gravedad del hecho. O peritamos accidentes de tráfico para indemnizaciones. En las guardias nos pueden llamar para atender víctimas de agresiones sexuales para hacer una exploración conjunta con el especialista y no endurecer la ya de por sí tremenda situación.
–¿Todo ello es parte de su labor?
–Ahora me dedico más a los informes psiquiátricos, algo que siempre me gustó. Valoramos al investigado sobre sus condiciones mentales y la posible influencia en sus actos delictivos.
–En cualquier caso, los informes, supongo, 'claro y castellano'.
–Esa es la intención. Que cualquiera, juez, fiscal o jurado, lo entienda, porque a la postre las decisiones se basan en esos informes. Sin olvidar la importancia, por supuesto, de las autopsias.
–¿Cuáles son los principales problemas de los profesionales?
–Lo peor ahora mismo es que nuestra situación varía mucho de una demarcación a otra. Por ejemplo, aquí aún estamos negociando el sistema de guardias semanales, que es agotador, cuando ya está superado en buena parte del territorio nacional. Reivindicamos guardias de 24 horas o tener una sede adecuada.
–¿Y lo mejor?
–Lo mejor, los avances tecnológicos, algo que ha cambiado una profesión que no tiene nada que ver con sus inicios, y la llegada cada vez más notable de las mujeres a la profesión.
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