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Manuel Guazo Calderón ha sido el encargado de poner negro sobre blanco en la queja de los colectivos ecologistas sobre las obras que se están ejecutando en las protegidas turberas de San Martín de Quevedo, en Molledo. Él mismo ha interpuesto una denuncia formal ante ... el Seprona de la Guardia Civil por unas actuaciones «que hemos visto sobre el terreno durante días y que se están provocando daños en unas turberas importantísimas y protegidas por las legislaciones regional, nacional y europea».
Mientras esperan una respuesta de la Justicia sobre el futuro del «polígono» eólico de El Escudo, «han asaltado esas turberas, abriendo un nuevo camino para llegar a la zona en la que levantarán los molinos, de un tamaño descomunal» han señalado. «Hasta ahora los molinos medían 80 metros de altura, los de ahora, 200 metros, lo que obligará a hacer grandes zanjas para soportar peso y movimiento, con daños directos a los acuíferos. Que se permita esto no lo entiendo», ha añadido.
Reiteró que se trata de una zona «de mucho valor natural y arqueológico que no se está respetando». «Como por Aguayo no pueden subir, están abriendo un nuevo acceso por Molledo, porque el Ayuntamiento les ha dado licencia, les ha puesto alfombra roja».
Guazo Calderón explicó que «son pistas enormes sobre las turberas para subir la maquinaria que hace falta y las están rellenando de piedras por ser húmedas». Apuntó también que «alertados, hemos hecho una concentración allí y lo que vimos ha sido tremendo, no sé cómo se puede permitir eso en nuestro patrimonio».
Pero también habló de un «punto de esperanza» al señalar que «la normativa que protege las turberas obliga a parar las obras, no se puede ir contra la ley».
Aprovechó para lamentar las licencias para abrir esos caminos que ha concedido el Ayuntamiento de Molledo a la empresa Biocantaber, «que ha visto el cielo abierto».
Según explica, «el Ayuntamiento se podía haber negado a conceder la licencia porque tienen un documento técnico que advierte de los peligros que pueden representar las obras de acceso o las nuevas líneas de conducción eléctrica. Han dado permiso para que hagan de su capa un sayo». Terminó asegurando que «cualquier persona que le tenga un mínimo cariño a la zona se horrorizaría si viera lo que están haciendo».
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