Secciones
Servicios
Destacamos
Cántabros y romanos hicieron frente común al mal tiempo y demostraron el carácter esencial de una celebración que ha ido marcando el paso a lo largo de su historia, superando todos los obstáculos que se ha encontrado hasta ser la primera Fiesta de Interés ... Turístico Internacional de Cantabria. La lluvia no fue enemigo suficiente para las Guerras Cántabras, que desplegaron todo su poderío por las calles de Los Corrales de Buelna. Tampoco los miles de asistentes defraudaron el esfuerzo realizado por la organización, aguantando estoicamente el chaparrón, lo que provocó momentos de aplausos compartidos entre el público y los participantes en el desfile.
Un despliegue en el que se demostró otra de sus grandes cualidades, el poder de la juventud en una fiesta en la que más de un tercio de sus componentes son muy jóvenes. Algo que se ha notado especialmente en esta última edición con la incorporación de varios grupos en distintas formaciones cántabras y romanas y se notó en el desfile, afrontando el mal tiempo con buena cara.
Indómitos cántabros, curtidos romanos, tribus desafiantes, legiones intimidatorias, mujeres ataviadas con sus mejores galas, niños y niñas con ganas de imitar a sus mayores, bandas de música, unas al ritmo de gaitas, otras marcando el paso imperial. Cerca de un millar de personas se enfrentaron a la lluvia en el Gran Desfile General de Tribus y Legiones de las Guerras Cántabras, una comitiva espectacular que este año –a diferencia de ediciones anteriores– salió unido en dos grandes bloques de romanos y cántabros, que hicieron retroceder en el tiempo a los asistentes hasta el siglo I antes de Cristo, en el capítulo final de la décimo novena edición de una celebración que demostró, especialmente este fin de semana, que se puede vencer al mal tiempo con el apoyo de otro ejército, el de los miles de visitantes que llenaron, bajo la lluvia, los escenarios principales de la fiesta y las calles de Los Corrales los últimos días.
Desde las 12 del mediodía el peregrinaje de valientes a Los Corrales fue constante, eso si, menos que en años precedentes debido a la lluvia que marcó el día y que en algunos momentos fue intensa. Esa menor llegada de personas se notó ya en el Certamen de Pócimas y Brebajes sin alcohol y la Gustatio, en la que tribus y legiones ofrecieron gratuitamente a todos los visitantes. Las bebidas se sirvieron en vasos especiales de cerámica, con la intención de eliminar el plástico y contribuir así al cuidado del Medio Ambiente, como se ha hecho a lo largo de toda la edición, repartiendo contendores de reciclaje en cada tribu cántabra y tienda romana.
Y entre pincho y vaso, presencia de grupos de recreación histórica llegados desde distintos puntos de la geografía nacional, parada de la IV Macedónica o vistazos al interior de tiendas romanas y cabañas cántabras, al Templo de Jano, a catapultas y escorpiones, hornos de pan e incluso la arena de un corro de entrenamiento de gladiadores, todo ello como parte de un parque temático que sigue llamando la atención a cuantos repiten visita.
Antes de las seis de la tarde las mermadas huestes del ejército de visitantes se resguardaba del temporal a lo largo de la avenida principal, demostrando el interés por no perderse detalle del despliegue de cada una de las tribus y legiones que recorrieron la Avenida Cantabria, de norte a sur, para terminar en el campamento festero. Y como escudo, paraguas, este domingo imprescindible.
Y si la guerra la ganaron los romanos, el desfile fue para los cántabros, mucho más aplaudidos por el público presente. Aunque también es cierto que la marcha de los romanos llamaba mucho la atención, las formaciones en flecha, la famosa tortuga, el gran César abriendo el desfile conquistador, el sonido de las sandalias chocando con el suelo al unísono de los tambores. Muchos niños se debatían entre sus ganas de ser Corocotta y la espectacularidad de las cotas romanas, el escudo, el gladio, los cascos. Pero lo cierto es que no les duró mucho la duda. Más tarde eran los cántabros los que ocupaban las calles con su ardor guerrero y ahí, la victoria estaba asegurada.
Y hubo música a pesar de todo. Durante el desfile se pudo escuchar un tema compuesto para la fiesta de Los Corrales, 'VII Gémina', de Javier Cabañas, interpretado por la Banda de Nuestra Señora de la Virgen del Mar y la Banda de Cornetas y Tambores del Carmen, del Barrio Pesquero, ambas de Santander.
Sobre las ocho de la tarde, con todos los supervivientes, festeros y visitantes, la fiesta entró en su punto final. La versión infantil del César y Corocotta, las diosas Minerva y Cantabria y la sacerdotisa Drusila y la pitonisa Silenia clausuraron el campamento. Las diosas apagaron el Fuego Sagrado que ha permanecido encendido desde el inicio de la celebración, dando por concluida una edición que pasará a la historia por ser la primera Fiesta de Interés Turístico Internacional de Cantabria. A ello hizo mención el presidente de la Asociación Guerras Cántabras, Óscar del Val, en la despedida, escoltado por todos los representantes de tribus y legiones y su junta directiva, además de los asesores de la fiesta, destacando también la fidelidad del público entregado a la causa. «Ha sido uno de los desfiles más emotivos de todos los que se han hecho, el desfile del agradecimiento a tanta gente que ha venido a vernos, desafiando a la lluvia, y que se ha plasmado en los aplausos mutuos que nos hemos dedicado unos y otros al final», destacó el presidente.
Del val, también agradeció el esfuerzo de todos en una edición que no dejó tiempo para el descanso, anunciando que este lunes empezará la organización de otra edición especial de Guerras Cántabras, los 20 años que se cumplirán en 2020. Algo que no pasará desapercibido.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.