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«Está bien que se vuelva a repetir la misma historia, a ver si alguna vez cae de su peso la injusticia que se está cometiendo con el puerto». El que fuera práctico en Requejada entre los años 1989 y 2005, Julián González Cueli, que ... también supervisó las maniobras en la llegada y partida de 'La Naumon', el barco-escenario de La Fura dels Baus que atracó de manera excepcional el año pasado, acoge la moción recientemente presentada en el Ayuntamiento de Polanco por el PSOE como «una buena señal», aunque el resto de la Corporación le diera la espalda a la idea de la reapertura de esta infraestructura.
Una vez más quedó así patente el antagonismo entre los grupos políticos, que González Cueli apunta como primera causa de que esté cerrado el puerto, y en concreto, por las controversias entre Torrelavega y Santander, es decir, «un problema administrativo y no técnico». Si bien en esta ocasión ha sido el PSOE quien ha llevado la voz cantante, recuerda que «primero fueron otros partidos los que también hicieron movimientos». Se refiere al plan del PRC 'Torrelavega 2000', que se desarrolló en un momento en el que el actual presidente, Miguel Ángel Revilla, no estaba en el poder. Incluso se editó un librillo con ilustraciones de cómo iba a ser. Era un estudio integral de toda la ría y no sólo del puerto de Requejada.
Ahora, el PRC, que gobierna en el municipio con mayoría absoluta, vota en contra de esta moción, que para los partidarios de la reapertura, como el antiguo práctico, «por lo menos, es sacar a público el problema que existe». Fundamentalmente, el hecho de contar con este activo y que esté parado. «No es que vayas a crear un puerto nuevo, es que está ahí, y cuando hace falta se mueve, como con La Naumon».
Así quedó demostrado cuando la embarcación, que había adquirido en septiembre de 2020 La Fura dels Baus con el objetivo de hacer de ella un buque-teatro, atracó al año siguiente en el puerto de Requejada sin dificultad alguna. Tras el contacto de la Delegación de Gobierno con Julio Cabrero, propietario de los terrenos del puerto, se consiguió que Capitanía Marítima diera el visto bueno. «Las condiciones de navegabilidad no son para cerrar el puerto», insiste el práctico, que confía en que llegue alguien que diga que «esto es importante hacerlo». Pero para esto, lo primero sería «no poner trabas en cualquier sitio, empezando por el Ayuntamiento de Polanco». «¿Y qué hacemos? ¿Lo tenemos parado? ¿Hacemos como que no existe?», se pregunta González Cueli.
Si bien los terrenos pertenecen a la empresa Julio Cabrero & Cía, desde la compañía no se apartan de que una vez asumida la competencia por parte de quien corresponda, sea el Estado o la comunidad autónoma, se conceda una autorización de servicio público para proceder a su gestión. Y de hecho, el propio responsable de la empresa y exalcalde de Polanco, Julio Cabrero, ha defendido esta idea en varias ocasiones. Todo, después de haber visto cómo en el año 1995 el puerto llegó a mover 140.000 toneladas y cómo, algunos años después, en 2008, entró en él el último barco después de que todo se empezara a torcer el 16 de marzo de 2007 con la varada del 'Explorer', cargado con 1.600 toneladas de sosa. Un año después, Capitanía Marítima denegó el permiso para entrar a la ría de San Martín a otro navío que pretendía cargar carbonato sódico de Solvay.
La época de mayor esplendor del puerto, que ya funcionaba en los siglos XVII y XVIII, dedicado, sobre todo, al tráfico de cereal de Castilla, coincidió con el inicio de la explotación minera de Reocín y otras minas, por parte de la Real Compañía Asturiana de Minas, afincada en Torrelavega.
Como el propio González Cueli detalla en un escrito que hace referencia a este problema titulado 'Jaque a la reina', en ese momento se abrieron nuevos horizontes comerciales al entorno de la ría, convirtiéndose en un puerto mineralero de gran futuro y con destacados proyectos. Una vez conseguida una concesión real a perpetuidad (1878), la ría experimentó una modernización al más alto nivel europeo. Surgieron nuevas casas armadoras locales así como astilleros. Se ubicaron fábricas completas, con cargaderos propios, unidas por ferrocarril con las minas. Se construyeron puertos enteros como el de Hinojedo. La canalización de la ría incluía en un principio la navegación hasta Torrelavega, nuevos muelles en Requejada y la estabilización de la barra en 1898. Es decir, a finales del XIX había unas condiciones de navegación similares a las de la barra y la ría de Bilbao.
El ajetreo que en su día tuvo el puerto contrasta con la quietud actual, sólo arañada por algunos paseantes que transitan por la zona considerada de servidumbre. Pese a contar con barreras para limitar la entrada de vehículos, son rebasadas por un lateral por quienes pasean hasta el mismo puerto.
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