

Secciones
Servicios
Destacamos
El pueblo de Hinojedo ha revivido con el matricidio del miércoles lo peor de su historia más negra. El municipio vuelve a guardar luto por ... un crimen en esta pedanía, treinta años después de que fuera escenario de un asesinato atroz a menos de un kilómetro. El de Pilar Pechero, una mujer de 35 años a la que mató y violó un vecino suyo, de solo 23.
Ocurrió la noche del 30 de enero de 1994. Era domingo. Pilar, otra chica y un joven volvían a Hinojedo en el último autobús de la ruta Torrelavega-Suances. Se apearon los tres en la esquina del bar La Caraba. Una de las mujeres llegó a su casa y Pilar y el chico se quedaron solos camino a las suyas, enfilando la calle San José. Pero él no paró cuando llegó a su vivienda, que entonces estaba situada al principio, en la primera planta del actual centro cívico. Siguió caminando detrás de ella, que se dirigía a la parte más alta de esta vía, al barrio llamado La Cosaatada. Le puso la mano en la cintura y ella reaccionó huyendo despavorida por los prados. Pero él consiguió alcanzarla a la altura de una gran cagiga situada al borde del camino, donde se desencadenó un trágico forcejeo que derivó en el peor de los finales.
Ella chillaba y trataba de defenderse. Él, nervioso y alterado por su reacción, acabó matándola al impedirle respirar, se ensañó mordiéndole la cara y la violó allí mismo cuando, ya asfixiada, dejó de moverse. El cadáver semidesnudo y herido de la mujer fue encontrado a las cinco de la madrugada del lunes 31 de enero. Él acabó detenido esa misma mañana, al confesar los hechos a los guardias que en un principio fueron a buscarlo para ir a declarar como testigo.
El ensañamiento descrito es la parte menos escabrosa del relato de los hechos probados en la sentencia de la Audiencia Provincial, fechada en enero de 1996, en la que se condenó al autor a 18 años de prisión por un delito de violación y otro de homicidio doloso, con la atenuante de arrepentimiento espontáneo. Cumplió su pena y se reinsertó en la sociedad.
Hinojedo no superó fácilmente la dramática pérdida de su vecina. Nueve años después de despedir a Pilar en un multitudinario funeral, los vecinos se enfrentaron a tener que convivir otra vez con el ya condenado por el homicidio, que consiguió la libertad condicional en 2003.
En otoño de ese año los vecinos se reunieron en el Centro Cultural San Saturnino para ver la manera de exigir su marcha del pueblo. Al frente de aquella reunión estaba el que entonces era alcalde pedáneo de Hinojedo, Iván Sáez, que con solo 25 años de edad tuvo que tranquilizar al vecindario. El clamor popular pudo atenderse con la intervención del Ayuntamiento de Suances y la mediación del párroco, a través de otro cura dedicado a labores de reinserción. Mientras se buscaba una solución para alejar al condenado de Hinojedo, se recogieron 1.500 firmas pidiendo su 'destierro'. Al final, se le buscó trabajo y casa en otro lugar. De manera voluntaria, aceptó el ofrecimiento y se marchó.
El camino hacia el barrio La Cosaatada, donde ella vivía con su familia, ahora lleva su nombre: calle Pilar Pechero. La placa está clavada en la que era la casa de su asesino.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.