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El mantenimiento del patrimonio es siempre una buena noticia y así lo valoran desde el Ayuntamiento de Miengo, que aplaude la iniciativa de la familia ... propietaria del palacio de Torre Herrera de conservar en buen estado el histórico inmueble. Un proyecto básico de rehabilitación, cuyo expediente se ha presentado al escrutinio de la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo (Crotu) que la ha sacado esta semana a información pública. De momento, el Consistorio ya ha dado luz verde a la petición de informar sobre la obra propuesta, su veredicto es favorable. «No habrá ningún problema para dar licencia», relata la teniente de alcalde, Elena Castillo, que subraya la importancia de la ejecución. «Para nosotros cualquier actuación que ayude a conservar nuestro valioso patrimonio y nuestra historia nos parece positivo, por ello no podemos más que ayudar a conservar nuestra esencia, en la medida de nuestras posibilidades», dijo a preguntas de El Diario Montañés.
A pocos metros del Ayuntamiento se encuentra este solar de los Torre Herrera, también conocido como palacio de La Dehesa. Una parcela ubicada en el barrio del Campo que cuenta con una superficie de 845 metros cuadrados. Las edificaciones existentes son un magnífico conjunto patrimonial que está declarado como Bien de Interés Cultural (BIC). La construcción está a caballo entre el siglo XVII y el XVIII, aunque a finales del siglo pasado también sufrió alguna intervención de mantenimiento.
La historia de este solar está muy ligada a la del propio municipio. De hecho, perteneció al linaje de la familia Herrera, una de las más importantes de toda la región. En concreto, la casa perteneció a Francisco de la Torre Herrera, caballero de Santiago y secretario del rey en el año 1690. En la actualidad, este conjunto histórico es considerado «una de las obras arquitectónicas más importantes» de Miengo, según refleja el redactor del proyecto.
El objeto de la propiedad es rehabilitar para destinarlo al uso de vivienda. Así, se pretende la conservación de fachadas cubiertas, aleros, escudos y arcos en el exterior sin que varíe su esencia, tal y como corresponde a un edificio catalogado, «respetando» siempre «los elementos de valor».
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