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Una mujer de 81 años de edad ha muerto estrangulada presuntamente a manos de su propio hijo, de 41, que posteriormente se suicidó. Los cuerpos ... de ambos han sido encontrados por la Guardia Civil, ayer a última hora de la tarde, en la vivienda que compartían en Hinojedo (Suances). Los agentes accedieron a la casa después de que un familiar de los fallecidos, Milagros Izquierdo Casado y Rubén Fernández Izquierdo, diera la voz de alarma sobre las 20.15 porque no podía contactar con ellos.
Los agentes se desplazaron a la casa y dentro encontraron muerta a la mujer. Después inspeccionaron el resto de la propiedad y hallaron el cadáver del hijo en un cobertizo anexo. Según ha podido saber este periódico, tras observar los cuerpos sin vida de ambos todos los indicios apuntan a que Rubén mató a su madre, que presentaba serios problemas de salud, y después se quitó la vida. Milagros presentaba unas marcas en el cuello que indican que fue estrangulada «con una cuerda, un cable o similar». El hijo apareció ahorcado en una tejavana al lado del coche.
Andrés Ruiz Moya
Alcalde de Suances
El Ayuntamiento de Suances ha decretado dos días de luto y ha convocado un minuto de silencio, este mediodía en la plaza consistorial. El alcalde, Andrés Ruiz Moya, ha señalado que el municipio está «absolutamente consternado» por esta noticia, a la que no encuentran explicación. Según el regidor, Rubén, al que conocía bien porque era contratado por el ayuntamiento varias veces al año con el programa de corporaciones locales, «era un chaval normal, un trabajador estupendo y comprometido». No se entiende, dice, «cómo alguien que cuida a su madre con tanta dedicación iba a terminar haciendo esto».
La vivienda en la que vivían está situada en la carretera de Suances, cerca del polideportivo Iván Gutiérrez. Es la primera del pequeño barrio Darío Pedrajo. Anoche, los vecinos que regresaban a sus casas se encontraron de golpe con el dispositivo policial y la trágica noticia de la muerte de Milagros y Rubén. Cerca de la media noche se produjo el levantamiento de los cadáveres. Efectivos de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil se encuentran investigando el suceso y confeccionando la inspección técnico ocular. Ahora, la investigación es dirigida por el Juzgado de Primera Instancia eInstrucción número 1 de Torrelavega.
El estupor por lo ocurrido es total, sobre todo porque los fallecidos pertenecen a una familia muy conocida en Suances. El marido de Milagros, que murió hace años, era jubilado de la mina de Reocín y también había tenido un taller de coches en Suances con su padre. En cuanto a Milagros, también era muy conocida en el pueblo al haber trabajado en una farmacia. Rubén encadenaba contratos municipales, como aparcacoches en el aparcamiento de la playa, y en ocasiones fue visto trabajando de repartidor en Torrelavega. Según cuentan, no tenía mucha vida social, y su día a día transcurría entre el trabajo, el cuidado de su madre y la biblioteca de Suances. Tiene una hermana, que es empleada de banca y reside en otra casa en el mismo municipio.
A escasa distancia de la vivienda, unos 300 metros, viven unos parientes. Es la casa de una tía de Rubén, hermana de su padre. Atiende a este periódico una hija, prima y sobrina, por tanto, de los fallecidos, que cuenta que están «destrozados. Sobre todo mi madre. No entiende cómo ha podido pasar». Indica que últimamente tenían poca relación con sus familiares, sobre todo tras la muerte del padre, pero, con todo, confiesan sentirse conmocionados por la noticia.
La madre sufría desde hace un tiempo una enfermedad que le afectaba tanto a nivel físico como cognitivo. «Ella no hablaba, cuando la veíamos solo sonreía. Y caminaba con muletas», según una vecina. Al parecer, madre e hijo tenían «unas rutinas muy marcadas». Salían a pasear dos veces al día, hasta la cercana pista deportiva, y vuelta a casa, por la mañana y por la tarde, «y apenas hablaban con la gente».
Marisa
Vecina
Otra vecina, llamada Marisa, que vive a escasos metros de la casa de los fallecidos, era testigo diario de esos paseos que madre e hijo daban cada día. En su ruta hacia la pista deportiva solían sentarse un rato en un banco que hay al lado de su casa, y ahí los veía un día tras otro, mañana y tarde. «Hace dos o tres días que no los veíamos pasear. Esto nos llamó la atención, pero lo achacamos al mal tiempo...», comenta a este periódico. Marisa enfatiza la dedicación de Rubén hacia Milagros: «el chaval ha tirado de la madre lo que no está escrito. Por eso no entendemos qué ha podido pasar... salvo que le haya sobrepasado la situación de mantenerse así con los cuidados...». «Son unos vecinos de diez, nunca habían tenido ni un problema con nadie», destaca Marisa. Agentes de la Policía Judicial acudieron anoche a su casa, pero dice que poco pudieron aportar. «Porque no entendemos lo que ha pasado».
Otro vecino, llamado Gabriel, explica que, aunque no los conocía tan profundamente, dice que el hijo «quizá no tenía la cabeza al cien por cien. Algo tenía de nacimiento (...)».
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Ana del Castillo
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